La baja del crudo ha hecho caer el precio minorista de la gasolina más de 50 centavos de dólar por 3.8 litros respecto del nivel más alto del año, registrado en abril. Eso significa un ahorro anual de 500 dólares para el hogar estadounidense promedio, que consume unos 3.800 litros de combustible por año, de acuerdo con los datos de la Administración Federal de Autopistas y la Administración de Información de Energía.
Los estadounidenses gastan alrededor de 230 millones de dólares diarios menos en gasolina que el 4 de julio, sobre la base de los precios y el consumo, a palabras de Michael Green, portavoz de AAA, la mayor agrupación automovilística del país.
La baja de la gasolina es el mayor beneficio que han recibido hasta la fecha los consumidores estadounidenses por el auge récord de la producción nacional de petróleo, aumento que contribuye a un exceso de oferta de crudo en el mercado mundial y a una caída de los precios internacionales. La gasolina estadounidense se está exportando en niveles récord para esta época del año.
El West Texas, la variedad de referencia para Estados Unidos, ronda los 82 dólares. El petróleo es más barato que en junio y que en los últimos cuatro años: el precio medio del crudo en 2011 era de 107 dólares, en 2012 de 111 dólares y en 2012 de 110 dólares. Los motivos del desplome son varios, y van desde las nuevas técnicas de extracción que elevan la producción (como la fractura hidráulica), a las recientes exportaciones de EE UU o la mayor oferta desde países como Libia e Irak.
Aquellos países con gran dependencia energética serán, en principio, los principales beneficiados de unas facturas entre el 20% y el 30% más baratas. No es cuestión de qué países consumen más, sino cuáles se ven obligados a importar más barriles y, por tanto, a pagarlo a precios más caros.