El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, y su homólogo ucraniano, Yuri Prodan, comparecieron a última hora de la noche del jueves en la sede de la Comisión Europea junto al presidente saliente, José Manuel Durao Barroso, y el comisario de Energía, Günther Oettinger, con un contrato firmado bajo el brazo por valor de 4.500 millones de dólares para reanudar el suministro de gas, interrumpido desde hace cuatro meses.
El pacto, que tendrá vigencia hasta marzo de 2015, compromete a Ucrania a abonar a la rusa Gazprom 3.100 millones de dólares por deudas acumuladas entre los meses de noviembre del año pasado y junio de este. Ese pago debe realizarse en dos tramos: uno de 1.450 millones de euros en los próximos tres días y otro de 1.650 millones antes del 31 de diciembre. El monto de la deuda se hace a partir de un cálculo de 268,5 dólares por cada 1.000 metros cúbicos, pero la cuantía exacta la fijará el arbitraje encargado a un instituto especializado de la Cámara de Comercio de Suecia.
Ucrania había solicitado a la UE un préstamo de 2.000 millones de euros para poder pagar el gas ruso, pero el bloque comunitario se limitó a decir que estudiaría esta opción junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y no dio garantías al respecto.
A partir de ahora, y hasta marzo, Kiev pagará algo menos de 385 dólares por cada 1.000 metros cúbicos de gas, sujeto a un posible descuento en las tarifas aduaneras. Oettinger reconoció que han sido unas "negociaciones muy duras, pero también muy profesionales", pero la prisa por las bajas temperaturas ha debilitado la de por sí frágil posición ucraniana.
Este acuerdo evita una situación como la de 2009 cuando, ante la escasez de energía por discrepancias entre Rusia y Ucrania, Kiev sustrajo parte del gas que transitaba por sus gasoductos de camino a la UE y provocó una reducción del suministro en algunos Estados europeos.