¿Qué pasó en Brasil para que el Partido de los Trabajadores hable de ajuste fiscal, desregulación, apertura económica? ¿Qué pasó para que unos años después de que el mismo partido de gobierno saliera al mundo a demostrar que el modelo de inclusión social se lograba con la asignación de recursos provenientes de Petrobras, hoy se hable de una gestión más profesional y de eliminar subsidios para concentrarse en generar más petróleo?
El “modelo Brasil” es una de las variantes del socialismo del siglo XXI, políticas que Hugo Chávez bautizó con ese nombre y logró una integración y respaldo de líderes como Néstor Kirchner, José Mujica, Lula Da Silva, Rafael Correa y Evo Morales.
El escándalo de Petrobras, que para analistas especializados sólo es “la punta del iceberg” como sostiene Bloomberg, refleja la ruptura del “modelo Brasil”: la utilización de Petrobras como un “experimento de beneficencia del gobierno, pero sin perjudicar a los accionistas”. En pocas palabras, el mismo esquema que se implantó en Venezuela con PDVSA.
“Tenemos el petróleo. Ahora tenemos que encontrar la mejor manera de generar riqueza” dijo Eduardo Gouvea Vieira, director de la influyente Federación de Industrias de Río de Janeiro.
Petrobras es un monopolio petrolero estatal similar al de PEMEX y PDVSA en América Latina. Aunque la compañía cotiza en bolsa, lo que la obliga a mantener sus cuentas a la vista de los organismos reguladores y ante los accionistas, eso no impidió el escándalo de sobornos que alcanza los u$s2.100 millones, según los datos más recientes.
La deuda de Petrobras creció hasta los u$s170.000 millones, dato que la convierte en la petrolera con mas deuda del mundo. Según el diario Valor Económico, el gobierno de Dilma Rousseff hoy mantiene contactos con grandes empresas como Total, Exxon, BP, Statoil y Shell, con la intención de ofrecer una parte del paquete accionario de la compañía.
Petrobras ha sido siempre un símbolo nacionalista de Brasil, que el Partido de los Trabajadores capitalizó desde los descubrimientos del pre-sal en 2010 y que prometía ser la panacea energética del país. Nada de aquello se concretó, sino más bien, el empresa incrementó su endeudamiento, mientras que los u$s70.000 millones captados por la valoración de mercado en aquel momento, se destinó a subsidios a los combustibles y otros gastos sociales para hacer política.