La familia Pérez Company era protagonista de la Bolsa de Comercio en la década del 90. Sus negocios petroleros concentraban la acción más operada del índice Merval, junto con YPF. Pero hacia 1997, el holding decidió cambiar y desandar parte del gran camino que había hecho con el petróleo, el sector financiero y los alimentos, y decidió achicar sus operaciones para enfocarse en Molinos, una de las empresas de alimentos más importantes de Argentina.
En 1999, Pecom Energía vendió su participación en la constructora SADE a una empresa sueca: Skanska. La operación se hizo por u$s70 millones.
Con ventas por $3.100 millones anuales (unos u$s300 millones) y 4000 empleados, Pérez Companc pagó $900 millones (cerca de u$s100 millones) para retomar el control e incluso encontrarse con muchos empleados conocidos que fueron formados e ingresaron cuando la compañía pertenecía al grupo.
Skanska abandona sus operaciones en Argentina, años después de enfrentar un escándalo de sobornos, nuevamente golpeada por el escándalo de Petrobras en Brasil.
El nombre de la nueva compañía será un “clásico” que el mundo busátil y financiero conoce: Pecom Servicios Energía, marca registrada de la familia.
Los nuevos propietarios se han mostrado optimistas con el futuro del sector energético y el desarrollo de Vaca Muerta, el yacimiento de no convencionales que despierta el interés global para el desarrollo de la producción de gas y petróleo, según publica Clarín.
Pecom descarta volver a la exploración y prefiere enfocarse en el sector servicios para la industria petrolera.