En los albores del siglo XXI, la verborragia de Hugo Chávez y su modelo del “socialismo del Siglo XXI” se expandió hacia América Latina. Las sociedades de los países latinoamericanos votaron a líderes que culparon al “neoliberalismo” de todo lo malo, al capital extranjero que huía y dejaba sin financiación a los países, cargaban contra el FMI y sus ajustes.
El contexto de los primeros años del nuevo siglo pareció darles la razón a los discursos socialistas, las tasas de pobreza y desempleo bajaban, pero pocos mencionaban que la subida de los precios del petróleo dotaban a Chávez de una ingente cantidad de dólares, la subida de las materias primas como la soja financiaban los programas sociales de Brasil y Argentina.
The Economist analiza en un artículo que el “nacionalismo residual” de México, Brasil y Venezuela se ha convertido en un problema económico, porque cuando el petróleo superaba los u$s100 el barril, las exportaciones dotaban de fondos a las firmas estatales PEMEX, Petrobras y PDVSA, y eso maquillaba una realidad: las tres firmas producen hoy menos barriles que hace 15 años.
La caída de los precios desnudó esta verdad de una gestión de la que se vanagloriaban los dirigentes mientras las sociedades estaban encantadas con el Estado empresario ("el petróleo es de todos” es el axioma populista de estos países).
La revista especializada asegura que “América Latina, incluida la socialista Venezuela, está reconsiderando su hostilidad hacia las petroleras extranjeras, aunque todavía de manera vacilante”. Es que la caída de precios ha provocado una parcial modificación de la mirada hacia el sector privado, más eficiente en la gestión y producción. “Con la escasez de capital, la competencia por la inversión extranjera se ha incrementado”, dice la nota.
Las consecuencias de un nacionalismo petrolero
México: Pemex redujo su gasto de capital en u$s4.000 millones, para reducir su déficit. Los planes de inversión para los próximos cuatro años están “bajo revisión”. México produce 2,27 millones de bpd. En el 2000, la producción se acercaba a los 4 millones de bpd.
Brasil: Petrobras anunció un recorte de los gastos de capital para los próximos cinco años, puso en vente su filial en Argentina y reducirá las inversiones en u$s1.400 millones. Casi desesperadamente, el Senado de Brasil quiere tratar un proyecto de ley que abra el mercado para las inversiones petroleras globales, sin embargo, la presidenta Dilma Rousseff y sus ministros se oponen “por motivos patrióticos”.
Colombia: La inversión de 2015 será la mitad de lo que fue el año anterior.
Venezuela: La producción de crudo es 30% menor a la que PDVSA generaba antes de la llegada de Chávez. “La podredumbre se inició en Venezuela en los primeros años de este siglo”, dice The Economist. Hoy, funcionarios venezolanos viajan a Rusia, China e India en busca de capital. En 2014, el “lobby” venezolano para lograr un recorte de producción de la OPEP para estimular los precios al alza, fracasó estrepitosamente.
El presidente de ese país, Nicolás Maduro, admitió que el barril de petróleo venezolano cotiza a u$s46, menos de la mitad del valor de hace un año.
Argentina: La estatización de YPF decidida por el gobierno de Cristina Kirchner fue una señal nefasta para los inversores. Desde la decisión del gobierno que expulsó a Repsol del país, una a una se fueron retirando las petroleras canadienses y norteamericanas que habían llegado a comienzos de la década del 90. El mercado petrolero argentino está mayoritariamente en manos locales. Como el país aún se encuentra en default, las empresas tienen dificultades para conseguir capital que permita financiar las exploraciones y producción, fundamentalmente de la promocionada “Vaca Muerta”, formación de shale de las más importantes del mundo.
El reto de la región será demostrar que juega con las reglas del mercado petrolero moderno, que el “nacionalismo" aplicado a los recursos energéticos o el “patriotismo” que desprecia el capital y el conocimiento de los jugadores internacionales que operan en decenas de países, hoy es la principal causa de los déficits que enfrentan en esta materia.