Royal Dutch Shell abandonó su búsqueda de petróleo en el Ártico tras no lograr hallar suficiente crudo, en una medida que complacerá a activistas por el medio ambiente y a accionistas que consideraban que el proyecto era demasiado caro y riesgoso.
El anuncio se conoce seis semanas después de que obtuvo una aprobación final de Estados Unidos para explorar el área y tres meses luego de que Shell defendió el proyecto, en un cambio rápido de giro de la firma que muestra que se está preparando para un largo período de bajos precios del petróleo.
Shell ha gastado hasta ahora alrededor de 7.000 millones de dólares en exploración en las aguas costa afuera de Alaska y dijo que podría costarle hasta 4.100 millones de dólares por salir del mar de Chukotka durante "el futuro previsible".
La campaña fallida es el segundo mayor contratiempo de Shell en el Ártico después de que interrumpió la exploración por tres años en 2012, cuando encalló una enorme plataforma de perforación que estaba siendo remolcada.
Ecologistas y accionistas también han presionado a Shell para que ponga fin a las perforaciones en el Ártico. A algunos les preocupa que un derrame de petróleo pueda dañar a especies protegidas, mientras que a otros les preocupa el costo, después de que los precios del crudo cayeran en más de la mitad en un año.
"Shell ha hallado indicios de petróleo y gas en el pozo Burger J, pero no son suficientes para justificar más exploración", afirmó Shell el lunes a través de un comunicado.
Agregó que la decisión de retirarse del área reflejaba los resultados del pozo exploratorio, los altos costos del proyecto y el impredecible ambiente regulatorio federal en el área costa afuera del estado estadounidense de Alaska.
"Todo el episodio ha sido un error muy costoso para la empresa, tanto a nivel financiero como de su reputación", afirmaron analistas de Deutsche Bank, quienes estiman que el proyecto de exploración de Shell en el Ártico podría costar a la empresa alrededor de 9.000 millones de dólares.