Las grandes compañías petroleras están diversificando su actividad en la industria ante los bajos precios del crudo, y los proyectos de hidrocarburos no convencionales parecen ser la opción más tentadora.
La fracturación hidráulica, o el fracking, vuelve a ser la estrella del mercado de Estados Unidos luego del desplome de precios, esta vez de la mano de las grandes petroleras como la británica BP, Exxon Mobil y la anglo-holandesa Shell, que encuentran a esta práctica más accesible que las perforaciones offshore o el gas, pero que aún deben dominar las técnicas que desarrollaron los primeros perforadores de esquisto.
Ante este nuevo panorama surge el “experimento” del ejecutivo de BP David Lawler, que tiene como objetivo convertir a la petrolera en una experta en la extracción de shale y poder competir con los pioneros del sector.
El Wall Street Journal se refirió a esta estrategia y destacó que si estas compañías pueden producir shale oil a costos suficientemente bajos como para que sea rentable, entonces podrán mantener sus niveles de producción en estos tiempos turbulentos.
Para poder alcanzar este objetivo, BP ha comenzado a explorar en Perryton, y de resultar exitoso se expandiría a otras zonas de esquisto, como Oklahoma y Texas.
La publicación estadounidense se refirió a estos nuevos proyectos como la “segunda ola de la revolución del fracking”, en la que las grandes petroleras son las que buscan competir con las compañías expertas en shale, enfocándose en la innovación tecnológica y en adquirir el know-how por sus propios medios, que hasta el momento no han alcanzado con éxito.
El análisis del Wall Street Journal resalta dos puntos en particular ante esta nueva revolución: la tecnología y el fracaso. En primer lugar, los procesos diseñados para grandes plataformas marinas no son adecuados para el fracking, por lo que se requiere de interminables ajustes.
Por otro lado, las petroleras deben desarrollar cierta tolerancia al fracaso, ya que a menudo es necesario perforar decenas de pozos hasta encontrar las mejores técnicas para un determinado lugar.
Hasta el momento, las grandes petroleras han tenido un desempeño pobre en la fracturación hidráulica, según datos de la firma de análisis NAvPort. Sus explotaciones no producen tanto como las de los líderes del sector, ya que no han terminado de dominar la tecnología.
De todas maneras, las grandes petroleras están enfocándose en adquirir el know-how. Para poder alcanzar este objetivo, BP ha reducido sus subcontrataciones externas para que su propio personal puede ganar experiencia, experimentar y tomar decisiones sobre cómo perforar.