Los milagros argentinos no existen

Desde que la formación de Vaca Muerta fue descubierta y anunciada, no hay funcionario de gobierno y/o militante oficialista que no tenga a flor de labios el “todo cambiará cuando Vaca Muerta esté plenamente activa”.

Las predicciones de superávit petrolero y de gas “para todos y todas” son mencionadas como la buena nueva de la Argentina que convertirá al país en una potencia mundial de la energía y, consecuentemente, en un país de referencia, casi como aquel que nos relatan los libros de historia entre 1880 y 1939.

Es una excusa. Es otra lámpara de Aladino en el que dirigentes políticos prometen el oro y la prosperidad mágica para el pueblo, siempre y cuando los sigan votando en cada elección.

Ahora es Vaca Muerta, como lo fue la soja en los últimos 8 años, como en los 90 lo fueron las privatizaciones de las ineficientes empresas públicas, y así podríamos ir hacia atrás para ver que nuestra Argentina siempre es un país que promete dar el salto definitivo al desarrollo pero nunca lo consigue.

El recurso petrolero de Venezuela y de varios países árabes no ha permitido el desarrollo social y la prosperidad de esos países, por el contrario, han creado castas de funcionarios megamillonarios y hipercorruptos, con sociedades fragmentadas por fundamentalismos ideológicos o religiosos pero todas con un aspecto en comun: permanecer en la pobreza. 

Argentina tiene una gran oportunidad para mejorar sus cuentas, generar ingreso de divisas y recuperar el perdido autoabastecimiento. Vaca Muerta puede puede generar 3 o 4 veces más ingresos que loos u$s120.000 millones del complejo sojero que explican la "década ganada". Pero si los recursos de Vaca Muerta se utilizan para más estatismo discrecional, para la fábrica de miles de pobres que reciben dádivas por votos, para que la Educación viva en "alerta y movilización" con adolescentes que no interpretan in texto, los millones de barriles de shale oil serán un gran negocio para pocos, mientras el país continúa su declive por la senda del infradesarrollo del siglo XXI.