Arabia Saudita no está preocupado por la baja del precio del petróleo. Cree que los precios a la baja son un perjuicio para el creciente negocio del shale en EEUU, país que puede lograr el autoabastecimiento energético entre 2017 y 2025, gracias a las técnicas de fracking que han elevado la producción de crudo en más de 2,5 millones de barriles.
La política petrolera de EEUU podría experimentar un inmenso cambio, entre otros, el de la Ley que impide las exportaciones de crudo desde 1974, cuando la crisis del petróleo estableció duras restricciones.
El “valor de equilibrio” para el shale está fijado en los u$s85 por barril, según estudios de Morgan Stanley, y con precios de u$s75, las millonarias inversiones en petróleo no convencional podrían convertirse en poco interesantes para incrementarlas.
En un mundo de ficción, podríamos imaginar que el rol de EEUU como país exportador de crudo sentaría las bases de un modelo de precios muy diferente al actual, donde la OPEP tiene un peso contundente.
Si países como EEUU y Argentina, con grandes reservas de shale, irrumpieran en el mercado mundial como productores de petróleo con sus inmensas reservas, tal vez la política pudiera jugar un rol preponderante. Un Occidente de libre mercado vs un cártel dominado por países donde el autoritarismo y la falta de libertades es moneda corriente (Venezuela, Rusia, Irán, por citar unos pocos).
Si la balanza del mercado se inclinara hacia un destacado rol de países donde las democracias y la libertad son valores prioritarios, un aumento de la competencia y de la participación de mercado, podría hacerle más daño a algunos países autoritarios que se financian con el petróleo que la retórica utilizada en foros internacionales.
Los autoritarismos se sostienen con la financiación que les da el petróleo. Sin recursos, no podrían durar en el tiempo.
Argentina debe contemplar más allá del corto plazo de los recursos que las reservas de Vaca Muerta y otras áreas puedan abastecer; la dirigencia política debería evaluar si las “sociedades” internacionales deben potenciarse con países como Rusia, Venezuela e Irán, o por el contrario, acercarse a EEUU e intercambiar las experiencias de exploración y participación en el mercado de los próximos años.