Días atrás durante CERAWeek, una de las convenciones más prestigiosas de la industria petrolera en el mundo, le preguntaban a los CEOs de importantes compañías independientes productoras de no convencionales ¿por qué la explotación de shale no ha sido hasta ahora tan exitosa como en los EEUU?
Scott Sheffield, CEO de Pioneer Natural Resources, dijo que como en el extranjero el dueño de los derechos minerales es el Estado, el costo para explotar esos recursos se duplica o triplica.
Tal vez quien estuvo más cerca de ofrecer sus claves de éxito fue John Hess, CEO de Hess Corporation. Dijo que los países necesitan 5 enablers o características para explotar exitosamente los recursos no convencionales:
1) la geología adecuada,
2) que los derechos minerales estén en manos privadas,
3) que la infraestructura sea capaz de resistir miles de camiones transportando equipos, arena, agua, y químicos para explotar los recursos,
4) que existan un sistema de impuestos y
5) un marco regulatorio pragmáticos.
A continuación, le preguntaron a Hess si existían países que tenían esos enablers. El ejecutivo no dudó en decir que la Argentina está trabajando en el tema, pero que actualmente se encuentra una década detrás del desarrollo norteamericano. Hess también mencionó a China, pero aclaró que dada la geología donde se encuentran sus recursos de shale, estos han sido un obstáculo para hacer que la explotación sea rentable.
Personalmente, creo que existen por lo menos otras 5 variables que también son importantes para desarrollar el shale.
1) La libre competencia entre compañías del rubro,
2) el acceso a los mercados financieros para que los productores obtengan fondos para invertir en el sector,
3) la estabilidad política y económica del país para ayudar a disminuir el riesgo país,
4) la libertad para importar equipos de producción, y
5) la libertad para que productores y compradores negocien los precios de venta.
Como dijo Hess sobre el caso argentino, el país posee la geología adecuada, posee algo de la infraestructura necesaria para acelerar y abaratar los costos de explotación, pero los problemas macroeconómicos del país que todos conocemos (inflación, default-técnico-jurídico, restricciones al libre comercio, etc.) y su marco regulatorio existente son un obstáculo en el camino para desarrollar los no convencionales.
Esto el gobierno lo sabe y no caben dudas de que ha tratado de estimular la inversión en los recursos de shale en el país, aunque el resultado no ha sido el esperado. En octubre pasado, Argentina logró aprobar una nueva Ley de Hidrocarburos, que fue poco debatida en el Congreso y que logró el apoyo de las provincias productoras mediante promesas en obras de infraestructura (represas en Neuquén y Santa Cruz, por ejemplo) y restructuración de deuda.
Entre otras cosas, la nueva Ley fijó los montos mínimos y máximos que los productores deben pagar a los gobiernos provinciales en materia de regalías. En otras palabras, la nueva ley le quitó el poder a las provincias para fijar sus regalías impidiéndoles competir entre ellas.
En EEUU, por ejemplo, el gobierno nacional compite con las provincias y los dueños de los recursos mineros para que los productores exploten sus cuencas. Mientras el gobierno federal cobra 12,5% en regalías en tierras gubernamentales onshore y offshore, estados como Texas cobran entre un 20 y 25%. El promedio de las regalías que se cobran entre los privados es del 18.75%.
El gobierno de Cristina Kirchner decidió fijar un precio de venta de crudo a US$77/barril más US$3 extras si estos son como consecuencia de un aumento de la producción, y durante 2014 y lo que va de 2015 ya autorizó varias veces el aumento de los combustibles. Todo esto, mientras el precio del petróleo Brent ha caído bruscamente y actualmente se cotiza US$ 45 dólares menos que el invierno pasado o a US$65/barril.
No cabe duda que el Gobierno Nacional ha apostado fuerte por esta industria, pero sus estímulos no han sido suficientes para atraer el capital necesario y ni siquiera para revertir la caída en producción de crudo que bajó 1,45% en 2014. Según la Secretaria de Energía, sólo Neuquén (2.24%) y Chubut (2.83%) aumentaron su producción de crudo en 2014.
Para importar menos combustibles y así deshacerse de divisas, el gobierno ya firmó este año contratos para importar, por primera vez en 20 años, hasta 2 millones de barriles de crudo liviano provenientes de África para aumentar el abastecimiento local de las refinerías.
Miguel Galuccio, CEO de YPF, y otros expertos han dicho que para desarrollar Vaca Muerta se necesitan entre US$150,000 y US$200,000 millones. Otros, como Accenture, calculan que de prosperar los proyectos en Vaca Muerta entrarán al país más de US$350,000 millones en inversiones hasta 2035.
Sin embargo, hasta ahora, sólo un puñado de empresas han prometido invertir en Vaca Muerta. YPF y Chevron prometieron gastar un promedio de u$s1.500 millones por año en E&P por 5 años. Petronas, también junto a YPF piensa invertir US$550 millones a lo largo de tres años para perforar 30 pozos. Pero como dijo Galuccio en Agosto de 2013, “necesitaremos muchos chevrones en la Argentina si queremos acelerar el desarrollo de Vaca Muerta”.
Con más estímulos y una regulación pragmática, como dijo Hess, las inversiones llegarán. Por el momento, parece que sólo YPF y unos pocos socios están dispuestos a invertir en no convencionales.
Como la inversión necesaria es importante, YPF sale seguido a buscar fondos. Sin embargo, le cuestan mucho. Últimamente, YPF sólo consiguió fondos pagando casi 9% anual a 10 años, mientras otras compañías del rubro como la catastrófica Petrobras, pagaron 6.25% por el mismo período. El costo de capital que está pagando YPF difícilmente le permita bajar sus costos operativos dramáticamente como dice que es su meta a corto plazo.
Lamentablemente, los estímulos y el marco regulatorio que ofrece actualmente el gobierno nacional asociados a su problemas macroeconómicos están lejos de ayudar al país a obtener las inversiones necesarias y así volver a obtener el autoabastecimiento energético.