El mundo entero está discutiendo los costos y beneficios privados y sociales de la explotación de hidrocarburos no convencionales.
Hasta ahora no hay evidencia científica que pueda demostrar con absoluta certeza la seguridad de ese tipo de explotaciones ni identificar problemas reales y concretos debidos a estas prácticas.
De momento, la divisoria de aguas está dada por quienes quieren fomentar la actividad frente a quienes prefieren que se haga en otro lado, o que no se haga.
Así, en la mayoría de las localidades en el mundo con alguna tradición petrolera se permite el "fracking", sin dejar por ello de estar atentos a las cuestiones ambientales, y en la mayoría de los lugares donde aún no se lo permite son regiones sin tradición de explotación petrolera.
Este fenómeno está empezando a verse con claridad en Estados Unidos, pionero en materia de desarrollo de la explotación de hidrocarburos no convencionales.
La explotación de hidrocarburos no convencionales podría llevar potencialmente las actividades petroleras a regiones que antes no estaban en el "radar" de la actividad. No sólo la explotación de los no convencionales puede aumentar la producción en aquellos países que disponen
del recurso, sino que puede cambiar el "mapa" de la actividad petrolera.
Ante la falta de evidencia contundente hacia un lado u otro en materia ambiental, lo que termina imponiéndose es la voluntad social de recibir o no estas actividades en determinadas regiones.
¿Cómo se logra que cualquier localidad (petrolera o no) acepte el "fracking"? Esa es la pregunta del millón por estos días, para la cual todavía no hay una regla de oro.
Lo que sí ya sabemos, y así lo muestran las experiencias donde el “fracking" se desarrolla sin mayores problemas es que la TRANSPARENCIA es fundamental. La mejor manera de reducir los lógicos miedos de una población donde se desarrolla cualquier actividad potencialmente contaminante es informando adecuadamente sobre lo que se está haciendo. Algo que las empresas petroleras no estaban acostumbradas a hacer pero que afortunadamente han comenzado.
En sus orígenes las empresas petroleras presentaban al "fracking" como algo absolutamente novedoso y revolucionario frente a lo cual los gobiernos debían hacer concesiones excepcionales en comparación con las explotaciones convencionales. Ahora lentamente el discurso va mutando hacia algo más sincero. En realidad el “fracking” es la aplicación combinada de distintas técnicas que la industria viene utilizando desde hace mucho tiempo. Sólo que ahora se aplican todas juntas y en una escala sin precedentes.
¿Los pozos horizontales son una novedad? No, se vienen haciendo desde hace mucho tiempo, fundamentalmente en la explotación off shore de hidrocarburos. La fractura hidráulica se viene haciendo desde hace por los menos 50 años. La utilización de químicos también.
Muchas empresas petroleras se enfrentaron a un problema discursivo. Si la actividad es tan novedosa y riesgosa, es lógico que las autoridades ambientales se tomen su tiempo en evaluar “lo nuevo". El argumento que servía para obtener condiciones especiales de los gobiernos les juega
en contra en materia ambiental. De muy poco les sirve a las empresas petroleras conseguir condiciones especiales para una actividad que por "miedo" ninguna región quiere que se haga.
En estos últimos tiempos está cambiando el eje de la comunicación, y en mi opinión de manera saludable. Se le baja el énfasis a lo novedoso para no asustar a nadie y con ello se logra una mejor empatía social. La comunicación es más transparente que en sus orígenes. Hoy, a ninguna empresa que quiera participar de la explotación de los hidrocarburos no convencionales se le ocurría ampararse en un derecho de propiedad o confidencialidad para no mostrarle a la sociedad cómo operan esos campos.
¿En Argentina cómo estamos? Como la mayoría de los desarrollos de no convencionales se realizan en zonas "petroleras" la reacción de esas localidades es bastante buena, pero ya estamos viendo algunos efectos llamativos.
Ciertos municipios de Entre Ríos prohibieron el "fracking". En esa provincia nunca hubo actividad petrolera, no hay indicios que fuera haberla en el corto plazo pero hay roca madre cerca de los acuíferos. ¿Habrían sido tan expeditivos esos mismos municipios en condenar la utilización de
glifosato a gran escala para la agricultura? ¿Están estudiando esos municipios el efecto invernadero de la ganadería? No que se sepa. Es curioso que algunos municipios se apresuren a prohibir algo que todavía nadie quiere hacer en ese lugar. ¿Cuál es el fundamento científico de la prohibición? Ninguno, sólo el miedo a que algo malo pase. Es como si la localidad neuquina de Añelo se desentienda de las cuestiones ambientales del petróleo y prohiba la utilización del glifosato para la agricultura extensiva en ese localidad.
Mientras Neuquén abre las puertas de su provincia para inversores en materia de no convencionales, otras jurisdicciones se apuran a prohibirlos. El Congreso de la Nación aprobó el año pasado modificaciones a la ley de hidrocarburos, que tal como se preveía, poco o nada aportaron en materia de nuevas inversiones o inversiones a escala.
Dada la oportunidad que tiene nuestro país para poner en valor recursos hidrocarburíferos de distintos orígenes, sería indispensable que dejemos de lado ciertos prejuicios y miremos el potencial bienestar que se podría generar responsablemente y de manera sustentable para el conjunto de la sociedad.