Los trabajadores petroleros refrendaron en el Ministerio de Trabajo de Argentina un acuerdo que celebran con pompa: todo aquel que trabaje en ese sector tendrá el derecho de jubilarse a los 50 años, según lo establece el decreto 2136/74, que tenía vigencia pero solamente para los trabajadores en boca de pozo, no así para el resto.
Con este logro del sindicalismo argentino, por ejemplo, un conductor de camiones con 25 años de actividad en la industria, si tiene 50 años podrá solicitar su jubilación. En pocas palabras, cuando muchos hombres todavía juegan al fútbol una vez por semana, con un estado físico absolutamente normal y una expectativa de vida en Argentina de 76 años, el Estado asumirá los costos de pagar las pensiones de personas en total capacidad de seguir en actividad.
No voy a entrar en un debate de “justicia social” por el que los que no estamos en esa industria debemos trabajar 15 años más que un administrativo afiliado al sindicato petrolero, pero sí como personas que contribuimos mes a mes a este sistema distributivo de reparto en el que miles vamos a financiar las pensiones de los jóvenes jubilados del sector petrolero.
Para colmo, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, hizo una interpretación muy positiva de esta norma, porque ahora habrá cientos de jubilados nuevos y así las empresas no tendrán que despedir trabajadores, y hasta podrán contratar nuevos empleados ante los retiros en masa a los que podrán acogerse los trabajadores. Está claro que todos celebran sus “logros sociales” con el dinero que no les pertenece, porque esa masa de pensionados pasa a ser una carga del Estado.
Es inevitable preguntarse en el siglo XXI, donde por ejemplo Steve Jobs inventó el iPhone a sus 52 años, si “defender el derecho de los trabajdores” es que se retiren a los 50 años, cuando en la vida de un hombre empieza una de las etapas más productivas por el hecho de tener experiencia y mayores conocimientos que los más jóvenes.
¿Cómo se entiende el anacronismo de aplicar normas de 1974 cuando los procesos de producción, nuevas tecnologías y las mejoras en materia de seguridad han modificado radicalmente a la industria?
La conclusión es que imaginar que Argentina atraerá a petroleras internacionales para explotar Vaca Muerta en un contexto de precios de entre u$s40 y u$s60 es una utopía. EEUU, China y Rusia ofrecen mejores oportunidades para el capital.