Después de demoras, protestas y excesivos costos, la expansión del Canal de Panamá será finalmente inaugurada en abril del 2016. Pero el panorama de energía global ha cambiado en los últimos 8 años, cuando la obra comenzó, con oportunidades que en un principio se expandían y que ahora, potencialmente, se contraen. La pregunta hoy es si este nuevo canal aún puede cumplir con la promesa de transformar el comercio global del LNG.
Cuando los panameños aprobaron el proyecto de expansión por medio del referéndum nacional de 2007, los planificadores no podrían haber previsto el impacto de la revolución del shale en la producción de gas natural en Estados Unidos, ni el potencial del Canal de Panamá de jugar un rol tan importante en la creación de un mercado global de LNG. Al doblar las capacidades de transporte fluvial, el nuevo canal podrá acomodar más de un 88 por ciento de las flotas de LNG del mundo, por encima del 8,6 por ciento con el que cuenta hoy.
Para 2014, Estados Unidos estaba camino a convertirse en exportador neto de gas natural. Operadores a lo largo de las costas estadounidenses del Golfo se esforzaron para obtener la aprobación del Departamento de Energía y la Comisión Federal de Regulación de Energía (FERC) para la propuesta de terminales de exportación. Para 2020, cuando los proyectos de licuefacción estén completos, Estados Unidos estará tercero en capacidad de exportación de LNG, después de Qatar y Australia.
El Canal de Panamá está actualmente posicionado para jugar un rol decisivo en el traslado de este exceso de capacidad hacia los mercados lucrativos de Asia, con un creciente apetito por el gas natural.
Por otro lado, los precios han sido otro de los mayores conductores detrás del crecimiento del mercado de LNG. A diferencia del petróleo, los mercados de gas natural han sido siempre regionales, con precios que varían constantemente.
El precio del Henry Hub de Estados Unidos se ha mantenido por debajo de los 5 dólares por millón de BTU desde 2009. Bentek Energy estima que el precio promedio se mantendrá en 2,68 dólares el millón de BTU en 2015, y que se incrementará a 2,84 millones el año que viene.
Por comparación, los precios de Asia generalmente reflejan contratos de largo plazo indexados al precio del crudo. Los precios de LNG de Japón alcanzaron los 16 dólares entre 2012 y 2014.
El accidente nuclear de Fukushima en 2011 también contribuyó a un incremento en la demanda de gas natural – y de sus precios. Como consecuencia, el mix energético de Japón se ajustó casi de manera inmediata. La energía nuclear desapareció y el gas natural saltó de un 30 a un 43 por ciento.
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La combinación de estos factores llevó a expertos a predecir que con la expansión del Canal que facilitaría las exportaciones de LNG de Estados Unidos, los mercados regionales se volverían lentamente en globales tras una eventual convergencia de precios.
Además de Estados Unidos, otro de los grandes exportadores de gas natural de la región, Trinidad & Tobago, también podría beneficiarse con esta nueva ruta. Incluso los pequeños productores como Colombia tomaron nota.
Aún así, el panorama global cambió nuevamente en octubre del 2015. La producción del shale estadounidense ha caído finalmente en medio del desplome de los precios del crudo. Los precios del gas natural de Asia siguieron esta tendencia.
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Las importaciones de LNG en China, Corea del Sur y Japón también cayeron en un promedio de 6,7 por ciento en la primera mitad del año. Corea del Sur lideró ese descenso. Según la Administración de Información de Energía (EIA por su sigla en inglés), esto se debe principalmente a las políticas del gobierno que favorecen la energía nuclear y de carbono.
La caída de precios, suministro y demanda deberían ser de las mayores preocupaciones para la Autoridad del Canal de Panamá.
A pesar de estos desafíos, aún hay un enorme potencial para el Canal de Panamá – y para la economía del país. El viaje desde la Costa del Golfo de Estados Unidos a Asia es once días más corto vía el Canal de Panamá, lo que resulta una reducción significativa de costos tanto de combustible como de personal. Un precio más bajo del gas natural en Asia restaría ganancias, pero el mercado sigue valiendo la pena.
También tiene beneficios regionales. El viaje desde Trinidad a Quintero, Chile, será 6,3 días más corto vía Panamá que por el Estrecho de Magallanes. La creciente economía chilena depende de las importaciones de LNG para alcanzar sus necesidades energéticas.
Panamá también se ha interesado en transformar el transporte global en otras maneras. Debido a los controles estrictos de emisiones, la industria global de transporte está comenzando a cambiar el fuel oil y el diesel por gas natural. Las autoridades del canal están considerando la construcción de una terminal de LNG e instalaciones para los barcos en tránsito.
Más allá del LNG, el nuevo Canal de Panamá no tendrá mucho impacto en el mercado global del petróleo. La expansión del canal permitirá acomodar barcos petroleros que trasladen entre 400.000 y 680.000 barriles de crudo, aunque es mucho más pequeño que la mayoría de los buques petroleros. El único interesado podría ser Venezuela, que traslada alrededor de 300.000 barriles de crudo por día a China. La mayoría del petróleo es enviada en petroleros VLCC (Very Large Crude Carriers), que superan el límite estimado del nuevo Canal.
No se puede negar que la volatilidad de los mercados globales del crudo tendrá un impacto en el comercio mundial de LNG, y en las fortunas del Canal de Panamá. Aún así, los mercados del LNG están cambiando, y el canal se mantiene como un jugador fundamental.