Las empresas que extraen el crudo que convirtió a Estados Unidos en el primer productor mundial se enfrentan a un dilema inesperado: su crudo West Texas Midland es cada vez más ligero, lo que podría hacerlo menos atractivo para algunas refinerías.
Los crudos superligeros tendrían que mezclarse con grados más pesados para su transformación en gasolina, diésel y combustible de aviación.
La menor oferta de crudo pesado y sus elevados precios podrían reducir la demanda de WTI Midland. Esto podría provocar una baja de los precios del Brent, el crudo de referencia utilizado en todo el mundo y del que el WTI se ha convertido en parte integrante.
El volumen y la calidad del emblemático crudo estadounidense lo han hecho popular entre las refinerías de Asia y Europa, gracias a su similitud con otros grados de referencia y a un bajo contenido de azufre que lo hace relativamente fácil de eliminar durante su procesamiento.
Se ha convertido en una parte fundamental del Brent, un grupo de grados del Mar del Norte que se utiliza para fijar el precio de más del 75% del crudo mundial.
No obstante, los productores de esquisto de la cuenca del Pérmico, en el oeste de Texas y Nuevo México, han estado bombeando crudo más ligero. Las últimas pruebas muestran que la gravedad del petróleo, o medida de densidad, se sitúa entre 41 y 44 grados, dijeron fuentes que declinaron ser identificadas por tratarse de datos confidenciales.
El WTI Midland tiene históricamente una gravedad de entre 38 y 42 grados. Cuanto mayor es esta cifra, más ligero es el petróleo.
Los productores de esquisto están bombeando petróleo más ligero a medida que agotan las zonas de producción de primer nivel y se adentran en zonas de segundo nivel. Estos pozos producen más gas natural y el crudo se adentra en el territorio de los superligeros.
Por lo general, el crudo más ligero se valora más que el más pesado, pero las refinerías están preparadas para densidades específicas, normalmente no para superligero. Las refinerías buscan el crudo que les permita obtener los mejores márgenes con los equipos existentes. La reconversión de las unidades para procesar crudos más ligeros de forma económica exigiría invertir en nuevos equipos.
Ante la posibilidad de que la demanda de gasolina alcance su punto álgido a medida que más gente trabaje desde casa y muchos adopten vehículos eléctricos, las refinerías se muestran reacias a realizar grandes inversiones en plantas, según fuentes y analistas.