Petrobras y sus sindicatos no llegaron a un acuerdo sobre las demandas de los trabajadores para que la petrolera estatal brasileña revierta unos recortes presupuestarios y cancele la venta de activos, dijeron funcionarios sindicales y de la empresa.
La huelga de una semana, ya la mayor en 20 años, ahora corre el riesgo de alcanzar un estancamiento que podría afectar los suministros locales de combustibles y debilitar aún más a una empresa ya bajo presión financiera y que aún lidia con las consecuencias de un escándalo de corrupción.
"Nuestras demandas no son de salarios, sino en defensa de la soberanía nacional y para que la empresa vuelva a ser el impulso para el desarrollo del país", dijo la mayor confederación de trabajadores petroleros del país, la FUP.
Combinada con una huelga de camioneros, la paralización de Petrobras podría dañar aún más a la economía brasileña, que ya lucha con su peor recesión en décadas.
Las dos partes tenían previsto reunirse de nuevo durante la jornada del martes, pero la petrolera decidió posponer las negociaciones.
Por su parte, un funcionario de Petrobras con conocimiento directo de las negociaciones dijo a Reuters que la compañía espera un acuerdo para finales de la semana.
"Todavía no hay un acuerdo, pero los sindicatos comprenden mejor la situación económica de la compañía", dijo el funcionario, que pidió no ser identificado porque las negociaciones son privadas.
Mientras que la FUP está pidiendo un aumento salarial de un 18 por ciento, más del doble de la tasa de inflación del país, los dirigentes sindicales dicen que sus demandas de revertir cerca de 100.000 millones de dólares en recortes presupuestarios y detener los planes de vender yacimientos de crudo y una participación en su unidad de distribución son más importantes.
Sin las ventas y los recortes presupuestarios Petrobras tendrá problemas para pagar su deuda de más de 130.000 millones de dólares, la más grande en la industria petrolera, dice la compañía.