Antes de comenzar con su exposición, el Gerente de Logística y Salud, Seguridad y Medio Ambiente Upstream Unconventionals de Shell Argentina, Leonardo Gallo, realizó un paneo sobre las áreas en las que actualmente está trabajando la petrolera anglo-holandesa en la formación neuquina, y destacó su potencial.
Luego, se enfocó en los tres principales desafíos a los que se enfrenta la logística en Vaca Muerta: Agua, propante y residuos.
En el caso del agua, se han realizado múltiples pruebas que incluyeron siempre mucha intensidad de transporte en camiones, ya que el Decreto 1483 de la provincia de Neuquén prohíbe el uso de agua subterránea que sea útil para la bebida o para riego.
“Ante la complejidad de la falta de infraestructura en las rutas y la gran cantidad de camiones circulando desde el río hasta el pozo, hemos encontrado un límite que más o menos está entre los 2.500 a 2.800 metros cúbicos en 24 horas que podemos llegar a mover en camión”, resaltó Gallo.
Cada etapa de fractura consume alrededor de 1.200 metros cúbicos, por lo que el agua se ha tornado en un factor limitante.
Como alternativa, se ha propuesto el uso de ductos o mangueras plásticas, y se estima a futuro una inversión en instalaciones fijas para incrementar la fracturación sin la necesidad de utilizar camiones.
La segunda problemática es la del propante, área en la que sucede algo similar que en el caso del agua. “Si no resolvemos las dos, vamos a tener el mismo cuello de botella, el mismo problema de ese limitante”, advirtió Gallo.
En este caso, varía según el tipo de propante que utiliza cada empresa. En el caso de Shell, comenzaron con la importación de propantes cerámicos de Brasil, para luego migrar a la utilización de arena natural local, abaratando costos y gestión de logística.
Sin embargo, el proceso de la arena natural se realiza en diferentes puntos del país, por lo que el transporte de la misma sigue implicando un costo alto. Esta problemática sólo podría solucionarse por medio de la creación de una mina de arena en una región más cercana a los pozos, y es justamente un tema que el comité de operadoras está tratando actualmente.
Otra opción que se ha analizado es el transporte de la arena por medio del ferrocarril, pero en este caso, Gallo admitió que aún no se han movido mucho para lograrlo, aunque si están interesados en desarrollarlo.
Por último, se encuentra la logística de los residuos. Gallo enumeró las diferentes corrientes de residuos, entre las que se encuentran las de perforación, el cutting y el agua residual.
En este caso, se está analizando el recurso de la reutilización, para el que se han llevado a cabo pruebas para poner en condiciones el agua producida y reutilizarla en otros pozos.
“La verdad es que nos dio buenos resultados desde el punto de vista técnico por el tipo de tratamiento que se hizo, aunque en realidad creemos que el tratamiento que hay que hacer no es muy complejo por el tipo de agua que estamos produciendo”, explicó.
Sin embargo, el representante de Shell advirtió que “el problema mayor que tenemos ahí es el almacenamiento, ya que no se puede almacenar a cielo abierto”.
Por último, Gallo destacó la importancia de un esfuerzo conjunto entre las empresas, que deben realizar planes de inversión a largo plazo para reducir costos y compartir su información técnica con otras petroleras; el Estado, que tiene que ofrecer un marco legal amigable y mejorar la infraestructura; y los trabajadores, que deben aportar a la productividad.