BP se unió a sus competidores al reportar un sólido desempeño en 2018, un año en el que duplicó las ganancias tras un fuerte crecimiento en la producción de petróleo y gas.
La utilización récord de sus campos de petróleo y gas y la capacidad de refinación ayudaron a BP a sellar el que fue un año que podría ser considerado como un punto de inflexión, ya que redujo las consecuencias del mortal desastre de la plataforma Deepwater Horizon en 2010.
Pero si bien los ingresos de la firma que cotiza en Londres superaron los pronósticos, la deuda aumentó y el ritmo de su plan de recompra de acciones se desaceleró en el último trimestre, después de pagar el primer y el mayor tramo de la adquisición de BHP por 10.500 millones de dólares.
Royal Dutch Shell, Exxon Mobil y Chevron reportaron ganancias más fuertes de lo esperado, impulsadas por una mayor producción en las cuencas de esquisto de Estados Unidos, donde las grandes petroleras han invertido miles de millones en los últimos años.
Estas fuertes ganancias se produjeron a pesar de una brusca caída en los precios del crudo al final del año, la cual borró la mayoría de las ganancias en el precio de las acciones durante todo el año.
La incertidumbre sobre el panorama de los precios del petróleo, así como las preocupaciones sobre el crecimiento económico mundial y las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos probablemente continúen afectando al sector.
El director financiero de BP, Brian Gilvary, dijo a Reuters que espera que los precios del crudo Brent se mantengan en torno a los niveles actuales de 60 dólares por barril en 2019 y que la demanda aumente entre 1,3 y 1,4 millones de barriles por día, un ritmo similar al observado en 2017.