La caída de precios del petróleo trajo una reacción previsible en contextos de contracción económica: falta de fondos, reducción de la actividad, despidos, menos inversión, pero una de las consecuencias dramáticas es que la caída de ingresos pega directamente sobre los niveles de deuda y la capacidad de pago de las empresas.
El “apalancamiento” que estaba asegurado con un barril por encima de los u$s100, hoy pone en serios riesgos a compañías de primer orden, como el caso de Continental Resources.
Esta empresa, que desarrolló Bakken Shale en la región de Dakota del Norte, invirtió prácticamente la misma cantidad que Exxon Mobil, una compañía 20 veces más grande.
Según un informe de Bloomberg, sólo el pago de intereses está arrastrando el 10% de los ingresos de 27 de las 62 compañías exploradoras, que recopila la agencia informativa.
Con la caída de precios, los ingresos de las empresas se han reducido notablemente, pero el nivel de deuda creció 16% en los últimos 12 meses al cierre de los datos del primer trimestre. Las empresas de shale deben u$s235.000 millones, y los analistas se preguntan hasta cuándo podrán sostener sus operaciones y actividad varias de ellas, en tanto se incrementen lo pagos de intereses y vencimientos de capital en un contexto que además parece indicar que las tasas a cero llegarán a su fin.
Las empresas del Índice de Bloomberg gastaron en promedio u$s4,15 por cada dólar ingresado, una cifra que prácticamente duplica la relación del año anterior, de u$s2,25.
Es cierto que la producción de petróleo ha llegado al máximo histórico de EEUU, pero los precios del barril no compensan los crecientes gastos en pago de deuda.
Empresas como Continental Resources gozan aún de la confianza de las calificadoras de riesgo que fijan la nota de su deuda por encima de la de muchos países, pero para 45 de las 62 empresas del çIndice de Bloomberg, la nota es altamente especulativa, por lo tanto, sus necesidades de refinanciación estarán expuestas a mayores costos crediticios.