Se espera que las principales compañías petroleras generen más dinero en 2018 que en ningún otro momento de esta década tras tres años de intensos recortes, sin embargo, aún no ha llegado el momento de las celebraciones.
Según señaló un análisis de la agencia Reuters, el cambio en la confianza ha sido rápido ya que los precios internacionales del crudo han subido más del 50 por ciento en los últimos seis meses hasta alcanzar los 70 dólares el barril (un nivel no visto desde el 2014, año en el que los precios se desplomaron) gracias a los recortes en el suministro a nivel mundial liderados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Hace apenas un año, muchos inversores todavía se preocupaban por la sostenibilidad de los generosos pagos de dividendos del sector en un mercado energético débil. Ahora, el foco de los consejos de administración de las compañías se está desviando gradualmente desde recortar puestos de trabajo e inversiones a impulsar el crecimiento y la rentabilidad de los accionistas.
Con la imagen aún fresca del colapso de los precios en 2014 y la perspectiva de una recuperación lenta del sector petrolero, la austeridad sigue siendo prioritaria en la agenda de los consejos y los inversores para garantizar que las grandes empresas energéticas produzcan el suficiente efectivo para pagar dividendos mientras reducen las deudas que se dispararon durante las horas bajas.
“Las compañías tendrán que demostrar con el tiempo que pueden mantener un menor gasto de capital y que sus dividendos seguirán estando completamente cubiertos”, dijo Jonathan Waghorn, gestor de fondos de energía de Guinness Asset Management, que posee acciones de Chevron, Total y BP.
“Somos cautelosamente optimistas con respecto a su capacidad para lograrlo, dada la dramática reducción de costes en la industria”, agregó.
Las grandes petroleras respondieron a la crisis transformando sus negocios, reduciendo a la mitad el gasto, eliminando decenas de miles de puestos de trabajo y diluyendo el valor de las acciones.
En 2017, la mayoría de las empresas demostraron que pueden adaptarse a un panorama de precios más bajos e incluso generar beneficios con el petróleo a 50-55 dólares por barril sin tener que endeudarse.
Este año, en el que se espera que los precios se mantengan en torno a los 60 dólares el barril, las principales petroleras generarán más caja que en 2011, cuando el barril de crudo cotizó a una media de 112 dólares, según Brendan Warn, analista de BMO Capital Markets.