Con el objetivo de reforzar la credibilidad ante los inversores, la petrolera estatal brasileña Petrobras asumirá formalmente el compromiso de adoptar precios de mercado en la venta de combustibles en su nuevo plan de negocios que será difundido en los próximos días.
Las nuevas autoridades de la petrolera, incluido el nuevo presidente Aldemir Bendine, creen que será necesario también hacer reajustes en la práctica para recuperar la confianza.
Según indicó el diario local Folha, si bien aún está siendo analizado, es poco probable que la empresa se comprometa con una fórmula concreta de reajuste de la gasolina y del diesel, como en un momento había pensado la ex presidente de Petrobras, Maria das Graças Foster.
El gobierno de Brasil, desde 2010 en adelante, impulsó un modelo de precios de combustibles subsidiados a través de Petrobras. Mientras el valor del petróleo se incrementaba, la gestión de Lula Da Silva primero y la continuidad de Dilma Rousseff, promovieron que los precios de los combustibles fueran más bajos para los brasileños. La rentabilidad perdida por Petrobras se cubrió con los ingresos que la compañía obtuvo a través de los inversores como consecuencia de la subida en el valor de las acciones (ver Petrobras desnuda la crisis del "modelo brasil")
El actual directorio de la empresa reforzó en las últimas semanas la idea de que serán adoptados precios de mercado. De lo contrario, le será difícil obtener ganancias suficientes como para garantizar el pago de su deuda neta, que alcanza los 94 millones de dólares.
Según indicó el Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), la política de control de los precios del combustible para contener la inflación provocó una sangría en las cuentas de Petrobras, que perdió 18.000 millones de dólares del 2011 al 2014.
La caída de los precios internacionales del crudo alivió las cuentas de la compañía, debido al desfase entre los precios locales y externos, que llegó a ser del 20 por ciento.