La petrolera española Repsol anunció su nueva estrategia a mediano plazo para combatir unos precios del petróleo obstinadamente bajos, que contempla un ambicioso plan de desinversiones y una reducción del gasto en "upstream" para proteger su dividendo y mantener el grado de inversión.
Tras completar recientemente el programa de desinversiones prometido cuando anunció la compra de la canadiense Talisman, la compañía quiere vender otros activos por 6.200 millones de euros (7.100 millones de dólares) entre el 2016 y el 2020, la mitad en los primeros dos años del plan estratégico, el primero tras la compra de Talisman.
Esta nueva cifra incluye ya 600 millones de euros de la venta de parte de su negocio de propano anunciada recientemente y que se contabilizarán en el 2016, dijo Repsol en una presentación al supervisor bursátil local.
El plan a cinco años también contempla frenar la inversión anual en producción y exploración (upstream) en un 40 por ciento para el 2020.
Con el plan, la compañía prevé generar en los próximos cinco años una caja de 10.000 millones de euros para mantener los niveles de dividendo (flexible y en torno al euro por acción) y reducir deuda con el fin de mantener sus rating dentro del grado de inversión de las principales agencias calificadoras.
Repsol dijo que estas guías toman como referencia un precio del crudo en un escenario "ácido" o estresado de 50 dólares por barril (frente a 49,27 dólares actuales) y un margen de refino de 6,4 dólares por barril (frente a 8,8 dólares en el tercer trimestre).
Repsol destacó también que espera conseguir unas sinergias anuales de 2.100 millones de euros a partir del 2018 por la integración de Talisman y medidas de eficiencia.
En el horizonte del plan, siempre según el peor escenario contemplado, la española prevé alcanzar un Ebitda ajustado al coste medio de reposición de reservas (CCS) de 7.900 millones de euros, frente a los 5.400 millones de euros que espera para este año.