La petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell duplicó en 2016 su beneficio neto gracias a una drástica reducción de costos, en un contexto de hundimiento de los precios del petróleo.
En 2016, el beneficio neto alcanzó 4.580 millones de dólares. Las cuentas del año pasado incluyen la compra del grupo británico de hidrocarburos BG Group, adquirido hace un año y muy presente en el sector del gas natural licuado (GNL).
En paralelo a esta compra, Shell lanzó un vasto programa de cesiones y reducción de gastos, en un contexto de caída de los precios del petróleo durante los últimos tres años.
El director general de Shell, Ben van Beurden, subrayó que sólo en 2016 el grupo cedió activos por valor de más de 15.000 millones de dólares, de un total de 30.000 millones planificados hasta 2018.
"Hacemos funcionar la empresa con costes ajustados, inferiores en 10.000 millones de dólares a los que representaban Shell y BG hace 24 meses", destacó van Beurden.
Como consecuencia del ajuste, la facturación de Shell se redujo en 2016 en 32.000 millones de dólares, un 12 por ciento menos, hasta 240.000 millones. Al mismo tiempo los gastos totales del grupo se redujeron en 35.500 millones de dólares, un 13 por ciento menos, hasta 234.400 millones.
Por su parte, el beneficio antes de impuestos de la petrolera casi se triplicó, hasta 5.600 millones de dólares. El beneficio anual ajustado, que no incluye los elementos excepcionales ni la variación de inventarios, cayó un 8 por ciento, hasta 3.500 millones de dólares.