El gobierno de Donald Trump allanó el camino para aumentar drásticamente las perforaciones petroleras marítimas desde el Océano Atlántico hasta el Ártico, con un plan que permitiría esa actividad en el litoral de California por primera vez en más de tres décadas.
El plan quinquenal también podría abrir nuevas áreas para la búsqueda de petróleo y gas frente a la Costa Este, desde Florida hasta Maine, donde ese tipo de actividad ha estado prohibida desde hace décadas. Aunque algunos legisladores de esos estados apoyan las perforaciones offshore, el plan generó oposición inmediata de varios gobernadores en esa región, incluidos Rick Scott de Florida y Larry Hogan de Maryland, ambos republicanos, que presionaron a Trump para que sus estados no sean incluidos.
Los tres gobernadores demócratas de la costa occidental -Jerry Brown de California, Kate Brown de Oregon y Jay Inslee de Washington- también criticaron el plan y se comprometieron a hacer “lo que sea necesario para detener esta acción imprudente y miope”.
El secretario del Interior Ryan Zinke anunció el plan, e indicó que el desarrollo responsable de fuentes energéticas en el mar impulsará el empleo y la seguridad económica, al tiempo que generará miles de millones de dólares para los programas de protección ambiental en las zonas costeras.
"Este es un anteproyecto", dijo Zinke en una conferencia telefónica con la prensa. "No hay nada definitivo todavía, y nuestro departamento seguirá en consultas con el pueblo estadounidense para poder llegar a una versión final".
Las asociaciones industriales aplaudieron el anuncio, que sería el plan de perforación petrolera marítima más ambicioso en varias décadas. Le da seguimiento al decreto de abril del presidente Donald Trump en el que se pide ampliar los derechos de perforación en aguas de jurisdicción federal, parte de la estrategia gubernamental de ayudar a Estados Unidos a lograr el “dominio energético” en el mercado global.
“Para iniciar una discusión a nivel nacional, se necesita un plan nacional, algo que ha faltado en los últimos años”, dijo Randall Luthi, presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Océano. El presidente Barack Obama bloqueó la perforación en el Atlántico y el Pacífico bajo un plan de cinco años que llegó a su fin en 2016.
Una coalición de más de 60 grupos ambientalistas criticó la iniciativa, por considerar que infligiría "daños severos e inaceptables" a los océanos de Estados Unidos, a las economías de las comunidades costeras, a la salud pública y a la vida marina.
"Estas aguas del océano no son el patio de juegos privado del presidente Trump. Pertenecen a todos los estadounidenses y el público desea verlas protegidas, preservadas, no vendidas a las compañías petroleras multinacionales", dice el comunicado firmado por los líderes del Sierra Club, del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, la Liga de Votantes a favor de la Conservación y otros grupos ambientalistas.
La propuesta fue efectuada menos de una semana después de que el gobierno de Trump propuso reescribir o eliminar las normas que regulan la extracción de petróleo y gas en el mar, las cuales fueron impuestas tras la explosión de una plataforma petrolera en el Golfo de México en 2010.
El gobierno de Trump dijo que esas normas son una carga innecesaria sobre la industria, y que retirarlas alentará la producción de energía. Por su parte, los ambientalistas consideran que el mandatario está elevando el riesgo de que ocurran más derrames letales.