El gobierno estadounidense prohibió las perforaciones petroleras y gasíferas en el océano Artico, una medida aplaudida por grupos ambientalistas que consideraban esa actividad dañina para el medio ambiente y la vida silvestre.
El plan para cinco años impide la venta de derechos de perforación en los mares de Chukchi y de Beaufort al norte de Alaska. Las perforaciones pueden realizarse, en embargo, en la bahía de Cook al sudoeste de Anchorage.
El plan, que debe entrar en vigencia a partir del 2017, puede ser modificado por Donald Trump cuando sea presidente, aunque sería un proceso que demoraría meses o años.
Aparte de la Bahía de Cook, la propuesta permite la perforación también en el Golfo de México, el centro de la producción petrolera marina para Estados Unidos. Diez de las 11 ventas de plataformas en el plan están ubicadas en el golfo, en su mayoría en las costas de Mississippi, Luisiana, Texas y Alabama.
El documento también prohíbe las perforaciones en el océano Atlántico.
"El plan permite la actividad en los lugares más propicios -- los que tienen más recursos, menos perjuicios y mayor infraestructura -- y los prohíbe en los lugares donde esa actividad simplemente no es apropiada", declaró la secretaria del Interior Sally Jewell.
Añadió que "debido al singular y difícil ambiente en el Artico y el declinante interés de la industria en la zona, prohibir las ventas en el Artico es la decisión apropiada".
Líderes de la industria reaccionaron enfurecidos, calificando la decisión de pura política e infundada por los hechos.
"La arrogancia de la decisión es inimaginable pero desafortunadamente no nos sorprende", declaró Randall Luthi, presidente de la Asociación Nacional de Industrias Oceánicas.
Añadió que "nuevamente vemos esa actitud de que los burócratas de Washington creen que lo saben todo, y esa es una actitud que contribuyó a los resultados electorales de la semana pasada".