Desafiando las proyecciones de expertos, el Republicano Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Además, su partido conquistó el control de ambas cámaras del Congreso, pese a haber perdido 5 escaños en Diputados y uno en Senadores.
El resultado de las elecciones podría tener un fuerte impacto en diversas políticas del Gobierno estadounidense.
Durante su campañan, Trump indicó que tomaría severas medidas contra la inmigración, como el erigir un muro en la frontera con México. Aunque parte de esas medidas pueden resultar difíciles de ejecutar, el presidente electo asume con un gobierno unificado.
Dada esta condición, ¿qué podría pasar en materia energética con el cambio presidencial?
LAS PROMESAS DE TRUMP
Con respecto al sector energético, la victoria de Trump supone un impacto mixto para el mercado y las compañías petroleras.
Para empezar, el presidente electo prometió en campaña reducir las regulaciones e impuestos para “desatar la energía estadounidense”.
Esto significa que podría levantar las trabas a la producción de petróleo, gas natural y otras fuentes con el fin de lograr la independencia energética. Por ende, la victoria de Trump supone una visión positiva para los combustibles fósiles, su extracción, infraestructura y procesamiento.
Caso contrario es lo que sucede con las políticas para combatir el cambio climático.
Durante su campaña, Trump se mostró reacio al Plan de Energía Limpia, parte de la estrategia del actual presidente, Barack Obama, para combatir esta problemática.
Además, llamó a abandonar el Acuerdo de París, y aseguró que el calentamiento global es un concepto "creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva".