México asignó 21 contratos de exploración y producción de petróleo y gas en campos con reservas potenciales de 435 millones de barriles en equivalente en crudo.
Los contratos fueron asignados a seis consorcios inversionistas formados mayormente por compañías mexicanas, con algunos socios extranjeros.
Los resultados de las licitaciones fueron anunciados tras un proceso realizado bajo las reformas petroleras del 2013, que permiten perforaciones petrolíferas y gasíferas privadas dentro de un esquema de concesiones.
Las compañías ofertaron 88 millones de dólares en pagos directos y ofrecieron invertir hasta 2.060 millones en los próximos 30 años.
El gobierno recibió promesas de 75 por ciento de las ganancias de los campos ubicados en las cuencas de Burgos, Tampico-Misantla, Veracruz y del sureste.