A mediados de julio de este año, Irán logró finalmente un acuerdo con Occidente para que se levanten las sanciones contra Teherán, lo que le permitiría volver a los mercados internacionales después de años de negociaciones.
Desde entonces, la República Islámica ha trabajado en la realización de los contratos para atraer a inversores que le permitan retornar a la industria petrolera una vez que las sanciones sean formalmente levantadas.
Sin embargo, capturar la atención de los inversores le resultará más difícil que hace 20 años ante un panorama de alta competencia en el sector y bajos precios, según expertos de Wood Mackenzie.
Irán publicó un nuevo borrador del diseño de contratos que presenta a compañías extranjeras 45 campos de crudo y gas, con el fin de alcanzar una inversión por 185.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
Teniendo en cuenta la caída de las inversiones upstream en un 20 por ciento en proyectos de este año y la probabilidad de que continúe con esta tendencia hacia 2016, como lo informó la Agencia Internacional de Energía (IEA), desde la agencia de noticias iraní Trend se preguntan cuántos inversores puede Irán atraer.
El analista de Wood Mackenzie de upstream de Medio Oriente, Homayoun Falakshani, aseguró que “Irán tiene una ventaja competitiva por sobre otras regiones del mundo: Tiene una vasta cantidad de reservas de crudo y gas sin explotar y de las más baratas de desarrollar a nivel global. ¿Hará esto que las compañías se vuelquen a su mercado? La difícil realidad de la re-compra de contratos previos y la amarga experiencia iraquí muestran que las compañías serán más cautas”.
“Esta actitud es reforzada por al ambiente de precios bajos, donde los presupuestos de capital se han estirado. Las firmas extranjeras estarán buscando en primer lugar valor por sobre recursos, aunque algunas podrían elegir una estrategia diferente”, agregó.
Según Falakshani, existen dos factores que determinarán si se invertirán esos miles de millones de dólares en el sector de crudo y gas iraní: “el nivel de atractivo de los términos fiscales y los activos que ofrezcan. Sólo una mezcla perfecta de estos dos factores podrá satisfacer tanto a Irán como a las compañías extranjeras. Si ofrece activos de calidad emparejados con términos fiscales lo suficientemente atractivos, Teherán se convertirá en el próximo imán de inversiones de la industria”.