El cierre del lunes 17 de agosto para el WTI marcó un nuevo mínimo. u$s41,87 para el barril, con una caída de 1,5%, valores que no se alcanzaban desde marzo de 2009.
¿Por qué no se detiene la caída?
Todos los informes son desalentadores para los que esperan una recuperación del petróleo.
Los hedge funds han desarmado posiciones en el mercado, y al cierre de la semana del 11 de agosto, los datos de la Commodity Futures Trading Commission mostraban una reducción del 11% en las posiciones largas, mientras que las cortas subieron a su nivel más alto desde marzo, una señal de que las perspectivas de los operadores eran a la baja.
Además, los excedentes de producción en EEUU tendrán un elemento adicional en septiembre: la habitual caída de la demanda por parte de las refinerías, lo que podría generar un mayor stock de crudo. Desde junio pasado, el WTI ha caído más de 31%, y de cara a septiembre, cuando muchas refinerías paran por mantenimiento, junto a la fuerte caída de la demanda tras el verano.
La producción de Irak subo a un récord de 4,18 millones de bpd en julio pasado, la OPEP mantiene una oferta de 3 millones de barriles diarios que superan la demanda.
El contexto parece indicar que las peores perspectivas tienen sustento, más allá de las declaraciones de funcionarios de la OPEP, las exigencias de Venezuela, la desaceleración de China y las expectativas de que la economía mundial absorba el exceso de oferta y haya precios más atractivos para los productores de no convencionales, hoy los más afectados por esta fuerte caída.