Desde 2008 hasta hoy, muchos de los proyectos de construcción de refinerías en América Latina han quedado paralizados por distintas razones. La región tiene un déficit diario de 2 millones de barriles, como consecuencia de no contar con una infraestructura adecuada.
El déficit latinoamericano de productos refinados de petróleo es cubierto por la producción de EEUU, que en los últimos años ha logrado aumentar en 1 millón de bpd la capacidad de sus refinerías, según un informe publicado por Diálogo Interamericano.
El consumo de combustible en EEUU ha experimentado un retroceso en los últimos años como consecuencia de cambios demográficos, optimización de los motores y el cambio tecnológico que ha facilitado el trabajo a distancia. En 2005, EEUU consumía 19 millones de barriles por día, en 2014, 16,9 millones. En cambio, la capacidad de refinación de combustibles aumentó en ese mismo lapso de 16,9M de bpd a 17,9M de bpd.
América Latina concentra el 50% de las exportaciones de derivados de petróleo de EEUU, y las exportaciones de ese país treparon 400% en los últimos 10 años.
El crecimiento económico de la región, los subsidios al consumo de combustibles de países como Venezuela, Ecuador y Argentina, promovieron un notable aumento del consumo de combustibles en países cuyas infraestructuras de refinación se volvieron insuficientes. A eso debe sumarse el problema de mantenimiento, puesto que como asegura el informe, la mayoría produce por debajo de su capacidad, debido a la falta de mantenimiento.
El gráfico del informe refleja cómo evolucionó el consumo en América Latina, y las tendencias declinantes de capacidad de refinación y procesamiento.
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Venezuela es un caso destacado, ya que cuenta con capacidad para refinar 1,2 millones de bpd, pero no logra superar los 800.000 bpd por el mal estado de muchas de sus instalaciones.
Los proyectos de la región para la construcción de nuevas refinerías han fracasado, debido al alto costo que tienen, y por otros problemas como en Brasil, donde el presupuesto inicial de u$s2.500 millones para construir la refinería de Abreu de Lima, en el estado de Pernambuco, ya lleva u$s18.000 millones y es centro del escándalo de los sobornos de Petrobras.
La dependencia energética de América Latina continuará en los próximos años, como consecuencia del crecimiento de la región y de la insuficiente capacidad para aumentar la capacidad de refinación. Si el objetivo se lograra (poco probable a criterio de la consultora especializada ESAI Energy), la región alcanzaría una independencia que mejoraría cuentas fiscales, puestos de trabajo, seguridad energética y menos exposición a los vaivenes de precios.