Las sanciones de la Unión Europea, Estados Unidos y otros países contra Rusia por la crisis de Ucrania le cuestan a Moscú 40.000 millones de dólares anuales. Las pérdidas por la caída de los precios del petróleo llegan a los 100.000 millones de dólares. El rublo ruso se encuentra en mínimos históricos frente al dólar. El Banco Central ruso habla de una fuga de capital de 128.000 millones de dólares en este año. Todo ello, marca un panorama poco esperenzador y más aún después de la decisión tomada hoy por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no reducir su producción de crudo.
El presidente ruso, Vladimir Putin, señalaba el incremento de la producción de Estados Unidos, Arabia Saudita, Líbia e Iraq y la venta ilegal de petróleo a 30 dólares el barril por parte de militantes del Estado Islámico como algunos de los motivos que han causado este debacle de precios desde junio. Pero fue más allá, y habló de una confabulación entre Estados Unidos y el reino Saudí para perjudicar a la economía rusa.
Una teoría de la que también escribió el columnista Thomas L. Friedman en su artículo publicado en The New York Times, en el que aseguraba que tanto Arabia Saudita como Estados Unidos están peleando una guerra indirecta contra Irán en Siria. "Esto es una cuestión de negocios, pero también se siente como una guerra que emplea otros medios: el petróleo", escribió Friedman.
Rusia y Arabia Saudí
Rusia respalda al régimen sirio de Bashar al-Assad lo que provoca tensiones en las relaciones con Arabia Saudí. El reino, además de ser sospechoso de apoyar a los islamistas chechenos que atentaron dentro de Rusia, armaron a los rebeldes sirios para derrocar a Asad y privar así de un aliado a su principal competencia en la zona: Irán, también en manos de los chiíes.
Rusia vende 2.700 millones de euros en armas a Siria, y Moscú tiene un papel clave en la modernización de la aviación del país árabe y de su sistema de defensa antiaérea. También existen lazos comerciales en el campo energético, especialmente en el capítulo del gas.
Arabia Saudí y Estados Unidos
Para algunos analistas, la caída del valor del crudo está directamente relacionado con el aumento del 70% de la producción estadounidense. El 'fracking' amenaza la posición de Arabia Saudita como la principal nación petrolera del mundo.
Dejar que los precios del crudo caigan a US$75-$80 y esperar a que algunas de las petroleras de esquisto estadounidenses se vean obligados a salir del negocio devolvería el poder sobre el precio a Arabia Saudita, el mayor exportador de la OPEP con 9,6 millones de b/d desde enero hasta septiembre de 2014 según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA), y que no ha necesitado mantener los precios altos para el balance de su presupuesto.
Acuerdos secretos
En agosto de 2013, Arabia Saudita habría ofrecido secretamente a Rusia un acuerdo para controlar el mercado mundial de petróleo y salvaguardar los contratos de gas de Rusia a cambio de que el Kremlin se alejara del régimen de Assad en Siria.
Aunque en octubre de 2014, el escritor y analista William Engdahl en un artículo publicado en el portal Global Research instauraba la teoría sobre un pacto entre el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el rey saudita Abdalá bin Abdelaziz que implicaba el control del petróleo y del gas y el debilitamiento de Rusia (por su apoyo a Siria) e Irán (por su programa nuclear) mediante 'las inundaciones' del mercado mundial con petróleo barato de Arabia Saudita y Estados Unidos.
El descalabro de los precios del petróleo y la decisión de la OPEP evidencia una vez más que el oro negro es la moneda de cambio en las relaciones internacionales.