La economía mundial necesitará una inversión anual de 4,1 billones de dólares en tecnologías de transición e infraestructura energética para 2050, según la consultora EY, que advierte de que aunque se está generando un nuevo sistema energético, los cambios más significativos no se verán hasta después de 2030.
Según su último informe, que habla no de una sino de "múltiples transiciones energéticas", para la próxima década la energía solar y eólica alimentarán "casi todo", las renovables, en general, alinearán la oferta a la demanda, y el petróleo y el gas serán más ecológicos.
De hecho, prosigue, la energía verde dominará la generación de energía para 2038 y representará el 62 % del 'mix' energético para 2050.
En Europa, la energía limpia se centrará en la eólica, y la combinación de eólica marina y terrestre se convertirá en la principal fuente de generación de energía en la región para 2027.
Además, la consultora prevé que la demanda mundial de energía final aumente un 17 % para 2050, a medida que los motores de crecimiento de China y el sur de Asia compensen la estabilidad experimentada en Estados Unidos y Europa.
En cuanto al consumo final de la electricidad, se espera que crezca hasta el 24 % en 2030 y hasta el 32 % en 2050.
Asimismo, el trabajo prevé que la duplicación del consumo de electricidad, junto con la absorción de hidrógeno, compensará el consumo de combustibles fósiles, de forma que éstos últimos satisfagan el 57 % de la demanda final de energía, frente al 72 % actual.
En relación al uso de combustibles fósiles, que alcanzará su punto máximo antes de finales de esta década, la eliminación de hidrocarburos llevará más tiempo, variará según los mercados y será más costoso de lo previsto.
Por último, el informe plantea la necesidad de construir una red hiperinteligente y flexible ante una presión extrema en las redes eléctricas a medida que crezca la adopción de energías renovables.