El precandidato republicano Donald Trump continúa con sus promesas de campaña, y en esta ocasión se enfocó en su política energética. Prometió deshacerse de algunas de las más ambiciosas políticas ambientales de Estados Unidos si es elegido, para revivir a los castigados sectores del carbón y el petróleo.
Trump anunció que retiraría a Estados Unidos del acuerdo mundial sobre clima de la Organización de Naciones Unidas, aprobaría el proyecto de oleoducto Keystone XL desde Canadá y revocaría medidas tomadas por el presidente Barack Obama para reducir las emisiones en Estados Unidos y proteger los cursos de agua.
"Cualquier regulación extemporánea, innecesaria, mala para los trabajadores o contraria al interés nacional será desechada y desechada completamente", dijo Trump en la Conferencia de la Cuenca Petrolera de Williston en Bismarck, la capital de Dakota del Norte, un estado rico en petróleo. Es la primera intervención en que Trump adelanta su política energética.
"Vamos a hacer todo esto al mismo tiempo que nos hacemos cargo de las preocupaciones sensatas por el ambiente", dijo.
Los compromisos suponen un fuerte contraste entre el millonario de Nueva York y sus rivales demócratas por la Casa Blanca, Hillary Clinton y Bernie Sanders, quienes se han manifestado a favor de ir abandonando los combustibles fósiles y a favor de las energías renovables para combatir el cambio climático.
Los comentarios también suscitaron críticas de defensores del ambiente, quienes consideraron aterradoras sus propuestas. Sin embargo, ejecutivos del sector de la energía se mostraron complacidos.
"Es simple. Si Trump gana los trabajadores del petróleo serán felices; si Clinton gana, los trabajadores petroleros serán infelices", dijo Derrick Alexander, gerente de operaciones de la empresa de servicios petroleros Integrated Productions Services.