El gasto en subsidios a la energía superará en 2015 al gasto global en salud, según el reporte del FMI, que consigna que las políticas proteccionistas que quieren otorgar “energía barata” con gasto fiscal implicará el 6,5% del PIB mundial.
Se espera que los gobiernos destinen 5,3 billones de dólares, una cifra que es 279% más alta que en 2011. Los crecientes costos de la energía y su impacto en las economías en desarrollo, generaron la ola de subsidios estatales para evitar que los consumidores, pero fundamentalmente las industrias tuvieran que absorber el impacto de los aumentos del petróleo que llegó a sus máximos a mediados de 2014. Hace cuatro años, los subsidios a la energía llegaban al 2,8% del PIB mundial, publica El Financiero.
Del total del gasto estimado, el FMI detalla que unos 2,73 billones están asociados a la contaminación, un problema que afecta a las poblaciones locales. El impacto atmosférico, la congestión de tránsito, los accidentes, el daño sobre la salud de la población con sus consecuentes enfermedades pulmonares, de piel y otras están estimados en el gasto global.
La diferencia entre el costo real de la energía y el precio que pagan los consumidores está cubierta por los subsidios. El FMI desaconseja el uso de estos recursos fiscales que generan serias distorsiones en la economía y son difíciles de eliminar por su impacto social.
China es el país que concentra el mayor volumen de subsidios con 2,3 millones de dólares, lo que representa el 44% del gasto global, pero también hay países desarrollados como EEUU que destinará 699.000 millones, o Rusia, con 335.000 millones de dólares.
Cómo está América Latina
En la región, los países exportadores de petróleo son los que más subsidios destinan. Venezuela lidera el ranking, donde se puede comprobar que el costo del combustible es el más barato de la región medido en dólares. El gobierno chavista considera que una fórmula de distribución de la renta petrolera en la población es fijar un precio irrisorio para llenar el tanque de gasolina.
Ecuador, Bolivia, Trinidad y Tobago están entre los países que más subsidian. Otro grupo es el que está integrado por México, Perú y Chile, países que implementaron subsidios cuando los precios del petróleo se dispararon.
Un caso diferente es el de Argentina, donde la crisis del 2001/2002 provocó una caída de 20 puntos del PIB, junto a una devaluación que rondó el 250% en la moneda local. El gobierno que asumió después de la gran crisis, decidió congelar las tarifas de todos los servicios públicos, para intentar evitar una disparada de la inflación.
Durante los primeros años, el precio bajo de la energía estimuló el consumo y sirvió como un aliciente para la recuperación de industrias. Paralelamente, a la par de los aumentos del precio internacional de la energía, el gobierno de Néstor Kirchner decidió subsidiar el consumo y compensar a las empresas en sus costos operativos. Ante la imposibilidad de incrementar las tarifas, las empresas dejaron de invertir en la generación. El crecimiento económico se aceleró y la demanda se disparó hasta el momento en que la electricidad y el gas comenzaron a escasear.
Con el petróleo ocurrió algo similar, porque el precio congelado para el barril no permitía a las petroleras obtener la renta extra que en todo el mundo se tradujo en un aumento de las inversión en exploración.
El resultado de esas políticas hizo eclosión a partir de 2011 comenzaron los cortes en el suministro de electricidad, las restricciones de gas para las empresas, y las largas colas de automóviles para cargar combustible antes de que se terminara.
En 2014, el gobierno de Argentina autorizó los primeros aumentos en el gas y otros servicios mediante la reducción de los subsidios (por tener problemas en materia de financiación de gasto público), y los consumidores vieron fuertes subidas en las tarifas, que alentaron la inflación.
Precisamente, Argentina es una muestra de las consecuencias de mediano plazo de las políticas de subsidios.