Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la producción y el consumo de energía podrían volver a acercarse a su máximo anterior a la crisis de covid-19 en 2021, al reanudarse la demanda mundial de todos los combustibles fósiles, sobre todo el carbón, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA).
Tras un descenso histórico del 5,8 por ciento en 2020 debido a la pandemia y sus medidas de contención, las emisiones relacionadas con la energía (es decir, unas tres cuartas partes del total mundial, todos los sectores reunidos) deberían repuntar un 4,8 por ciento este año (+1.500 millones de toneladas, hasta 33.000 millones).
"Esto es una sombría advertencia de que la recuperación económica tras la crisis de covid no es hasta ahora sostenible para nuestro clima", dijo el director de la IEA, Fatih Birol, en un comunicado.
Este sería el segundo aumento anual más alto jamás registrado para estas emisiones, que provocan el calentamiento global, después del repunte posterior a la crisis financiera de 2010.
Se prevé un aumento de la demanda de todos los combustibles fósiles de forma significativa en 2021, y sobre todo el carbón, que es el mayor emisor de todos, en los países emergentes.
La demanda de carbón crecería un 4,5 por ciento, superando su nivel de 2019 y acercándose a su máximo de 2014. Además, que su crecimiento, impulsado por el sector eléctrico, será un 60% superior al de las energías renovables (que también crecen).
También se prevé que la demanda de gas supere su nivel de 2019. La demanda de petróleo está subiendo con fuerza, pero no se espera que alcance su máximo de 2019 debido a las incertidumbres en el sector de la aviación.
En cuanto a las energías renovables, se calcula que la producción de electricidad crezca un 8 por ciento para proporcionar alrededor del 30 por ciento de la electricidad mundial (frente a menos del 27 por ciento en 2019).
La energía solar y la eólica, en particular, deberían experimentar un crecimiento anual récord.
"A menos que los gobiernos actúen rápidamente para empezar a reducir las emisiones, es probable que nos enfrentemos a una situación aún peor en 2022", advirtió Birol.
Para él, "la cumbre sobre el clima organizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, esta semana es un momento crítico para comprometerse a tomar medidas claras e inmediatas antes de la COP26 en Glasgow".