Los dos billones de dólares de inversión en energías limpias de este año van casi a duplicar la destinada a combustibles fósiles, que también están creciendo aunque a un ritmo inferior, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA).
En su informe anual sobre la inversión publicado, la IEA advierte, sin embargo, de que esa tendencia no basta para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y de que hace falta medio billón de dólares más cada año en energías limpias, y las carencias son particularmente fuertes en los países en desarrollo, a excepción de China.
El de energías limpias es un concepto muy vasto que engloba las energías renovables, pero también los vehículos eléctricos, la energía nuclear, las redes eléctricas, las infraestructuras de almacenamiento, los combustibles de bajas emisiones (como los sintéticos), las mejoras en eficiencia o las bombas de calor.
Los autores del estudio destacan que en el caso de la generación de electricidad si cuando se firmó el Acuerdo de París en 2015 la inversión en renovables y energía nuclear era el doble de lo que se dedicaba a combustibles fósiles, este año supondrá diez veces más, y eso sobre todo por el tirón de la solar fotovoltaica.
De hecho, esta tecnología gracias al bajón de los costos de las placas solares (-30 % en los dos últimos años), va a captar este año más dinero que todas las demás renovables juntas, en total medio billón de dólares, teniendo en cuenta que el volumen total para la electricidad rondará los 1,4 billones, incluyendo redes y baterías de almacenamiento.
Las redes, que han demostrado ser un cuello de botella en el despliegue de las renovables por el ritmo lento de construcción de nuevas infraestructuras, prácticamente estancado desde 2015 con unos 300 millones anuales de media, da signos de estar despegando con 400 millones en 2024.
Los combustibles fósiles, aunque menos, crecen
Por lo que respecta a los combustibles fósiles, no hay que pensar que la inversión que reciben va a la baja, sino que simplemente crece a un ritmo menor.
En el caso del petróleo y el gas, la subida este año será del 7 % (similar a la de 2023) para llegar a 570.000 millones de dólares. Esa progresión viene sobre todo de las compañías estatales de los países productores.
La IEA clarifica con cifras el debate sobre los esfuerzos que las empresas del sector de los hidrocarburos están haciendo para transformar su modelo económico y orientarse hacia las energías limpias: en realidad únicamente dedicaron el 4 % de los gastos de capital en 2023 con 30.000 millones de dólares.
El carbón, que es la energía que más emisiones de efecto invernadero general, también atrae cada vez más dinero, como lo muestra la aprobación el pasado año de proyectos para 50 gigavatios de potencia, la mayor cifra desde 2015.