El proceso de fracking "es incompatible con nuestros objetivos de cambio climático y puede generar riesgos ambientales para la salud pública" dice un informe de la Comisión de Auditoría Ambiental (EAC) del Parlamento del Reino Unido, publicado este lunes.
Gran Bretaña posee recursos de gas disponibles para su extracción mediante el método de fracturación hidráulica. El gobierno admite que en los próximos años el déficit energético se incrementará ante la necesidad de importar combustible.
"Sin gas de esquisto, la producción del Reino Unido comenzará a colapsar, por lo que necesitamos poner en marcha la industria del gas de esquisto, no detenerla", aseguró Tom Crotty, director de la compañía Ineos, propietaria de áreas de shale gas en Escocia.
El presidente de EAC, Joan Walley, defendió la postura contraria al fracking por considerarl "no compatible con los compromisos de largo plazo para reducir las emisiones de gases" en el contexto del cambio climático planetario. El representante de la Comisión de Auditoría Ambiental advierte que hay "incertidumbre alrededor del impacto que el fracking puede tener sobre el suministro de agua, la calidad del aire y la salud pública", según publica Platts.
El objetivo de la EAC es modificar el proyecto de ley que debate el Parlamento británico sobre el acceso a la tierra en profundidades superiores a los 300 metros. Según el proyecto, los productores de shale gas podrían fracturar áreas sin autorización de sus propietarios si éstas técnicas se aplican en profundidades superiores a los 1000 pies (300m). Los dueños de campos en áreas de recursos no convencionales han expresado su descontento con el proyecto de ley, aunque todo indica que pretenden recibir compensación por los recursos que de allí se obtengan.
El CEO de Ineos, una empresa química que adquirió áreas de shale ha expresado que la técnica de fracking se puede desarrollar con seguridad en Reino Unido y que el resultado beneficiará a todo el país.
El debate sobre el fracking cuenta con muchos jugadores. Algunos Condados, como el caso de Lancashire, han suspendido licencias con el argumento de que la técnica provoca "contaminación sonora". Todo parece indicar que los ambientalistas seguirán su pelea en contra de la producción de combustibles fósiles, las empresas buscarán áreas para producir gas y petróleo y los gobiernos acentuarán la búsqueda de nuevas técnicas de recaudación de impuestos a la nueva actividad.