La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció recientemente cambios radicales en una ley sobre medio ambiente lo cual aceleraría la construcción de carreteras, aeropuertos y oleoductos.
El gobierno no tiene el poder de cambiar la ley ambiental aprobada en el Congreso, pero, como lo hizo anteriormente para la denominada Ley de Especies en Peligro, puede cambiar las reglas sobre cómo se aplica, y fueron estos cambios propuestos los que se anunciaron a fines de la semana pasada.
Las propuestas, que están sujetas a un período de revisión de 60 días para comentarios públicos antes de entrar en vigor en una fecha posterior, elevarían el umbral para definir qué tipos de proyectos requieren una evaluación de impacto ambiental.
Esto excluiría proyectos financiados en su totalidad o en gran parte por el sector privado, como es el caso de varios oleoductos.
Bajo la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA, por sus siglas en inglés), promulgada por Richard Nixon en 1970, todos los proyectos importantes de infraestructura deben estar sujetos a la evaluación de impacto ambiental por parte de las agencias relevantes.
NEPA fue la primera gran ley ambiental de Estados Unidos y fue diseñada para "crear y mantener las condiciones bajo las cuales el hombre y la naturaleza puedan existir en armonía productiva", y ha demostrado ser un obstáculo para los esfuerzos de la administración actual de acelerar la extracción de combustibles fósiles.
Por ejemplo, la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental formuló una objeción al oleoducto Keystone XL, pensado para traer petróleo desde Canadá a Estados Unidos, durante una revisión de NEPA bajo la administración de Obama. El expresidente canceló el proyecto, que ahora vuelve a ser rescatado por Trump.
A partir de ahora, se les pedirá a las agencias federales que completen sus análisis en cuatro años, en comparación con los dos años y medio que se les otorgan actualmente, dijo Mary Neumayr, quien encabeza el Consejo de Calidad Ambiental.
"Con el tiempo, la implementación de la NEPA se ha vuelto cada vez más compleja y lenta para agencias federales, estatales, locales y tribales, solicitantes de proyectos y los estadounidenses promedio que buscan permisos o aprobaciones del gobierno federal", señaló.
La administración Trump también quiere eliminar los requisitos para examinar los impactos "acumulativos" de los proyectos, algo que excluiría el efecto del cambio climático, aunque la propuesta no excluye la consideración de las emisiones de gases de efecto invernadero en los análisis bajo la NEPA, explicó Neumayr.
La definición de los impactos ambientales se reduciría a aquellos que son "razonablemente previsibles" y que tienen una "relación causal razonablemente cercana", mientras que cualquier cambio deberá ser "técnica y económicamente factible".