El ministro de Energía de Arabia Saudita, Khalid al-Falih, indicó que los países petroleros podrían comenzar a discutir en junio cuándo empezar a elevar el bombeo una vez que el panorama del mercado se aclare, pese a que se espera que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mantenga los recortes de suministros en el segundo semestre de 2018.
El cártel petrolero y productores fuera del grupo, liderados poro Rusia, acordaron extender los recortes de suministros hasta fines de 2018 para terminar con el exceso de inventarios globales de crudo, pero han indicado que es posible que pongan fin al acuerdo anticipadamente si el mercado de sobrecalienta.
Falih dijo en Riad que se espera que "no alteremos nuestro rumbo en el segundo semestre del año", siempre que no se presenten imprevistos.
"Sin embargo, creemos que el panorama sobre cuándo lograremos un mercado equilibrado estará más claro en junio y entonces comenzaremos a pensar en qué hacer en 2019", sostuvo el ministro cuando se le preguntó si prevé un aumento de la producción en junio tras la reunión formal de la OPEP donde se evaluará el efecto de los recortes del bombeo.
Rusia, que este año redujo significativamente su producción bajo el acuerdo, ha estado presionando para emitir un mensaje claro sobre cómo poner fin a los recortes para asegurar que el mercado no sufra un déficit demasiado pronto, que los precios no asciendan demasiado rápido y que las empresas rivales del shale de Estados Unidos no aumenten más la producción.
En declaraciones en una conferencia de prensa con el secretario de Energía estadounidense, Rick Perry, Falih dijo que el reino y otros importantes productores contaban con suficientes suministros para responder a cualquier evento extraordinario.
"Tenemos cerca de 2 millones de barriles (por día) de capacidad adicional así que podemos elevar rápidamente la producción en caso de que necesitemos una mayor seguridad sobre los suministros, más allá de los recortes que hemos hecho", dijo Falih.
Los precios del petróleo Brent han escalado por encima de los 60 dólares por barril, lo que avivó preocupaciones de un incremento acelerado en la producción de hidrocarburos de esquisto en Estados Unidos, que ha estado subiendo a ritmo constante.