La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) prevé en 2020 un hundimiento "histórico" de la demanda mundial de petróleo debido a la paralización por la pandemia del nuevo coronavirus, que provocará un "'shock' extremo y brutal", de magnitud mundial en el mercado petrolero.
Según sus previsiones mensuales, el cártel petrolero calcula que el consumo mundial de crudo sera en 2020 de 92,82 millones de barriles por día (mbd), lo cual representa una reducción de 6,85 mbd con respecto a 2019.
La Agencia Internacional de Energía (IEA), con sede en París, ya había pronosticado una caída "histórica" de la demanda de crudo, previendo por su parte un consumo mundial medio de 90,6 mbd durante el año.
Será el primer descenso del consumo mundial anual de petróleo desde 2009 y la crisis financiera.
"La pandemia de Covid-19 actualmente afecta a la demanda de petróleo de numerosos países y regiones, con un impacto sin precedentes sobre las necesidades, en particular en lo que concierne a combustible para transportes", en tanto las flotas de las aerolíneas permanecen en suelo y las medidas de confinamiento en todo el mundo paralizan los desplazamiento, destaca la OPEP.
En este contexto, la demanda mundial de crudo caería en 12 millones de barriles por día en el segundo trimestre en comparación al año pasado, para luego recuperarse tímidamente --con una disminución prevista de 6 mbd para el tercer trimestre y unos 3,5 mbd en el último del año--, prevé la organización.
Ante la situación, el precio del barril se ha derrumbado: "el mercado del petróleo sufre en este momento un 'shock' histórico brutal, extremo y de magnitud mundial", se alarma el cártel, con sede en Viena.
Para intentar contener la caída de los precios, la OPEP y sus socios principales acordaron una disminución de la producción de 9,7 mbd para mayo y junio, en tanto los países del G20 han prometido una mayor cooperación.
Bajo la presión de los precios bajos y la saturación de las infraestructuras, los productores se verían obligados a reducir la oferta: de acuerdo a las previsiones del cártel, los países que no integran la OPEP reducirían su producción en 1,5 mbd en 2020.
El golpe es rudo para el sector del refinado, ya fragilizado: "La caída del consumo podría llevar a más refinerías a reducir, inclusive detener sus operaciones, ante la falta de un entorno económico favorable, la capacidad de almacenamiento disponible e incluso la cantidad de empleados desocupados".
En particular, "las refinerías europeas se encuentran bajo presión frente un superávit de gasolina y diésel en el mercado, tras la disminución de las importaciones de África occidental y América Latina, y a causa de la competencia cada vez más feroz de las refinerías estadounidenses", detalla.
Se trata de un sector que difícilmente pueda mostrar "una dinámica positiva" en este contexto.
Sobre los fletes, la OPEP explicó que "la necesidad de encontrar lugares de almacenamiento para los excedentes sostuvo al mercado" pero el apetito creciente por los servicios de buques-tanque, incluida la posibilidad de "almacenamiento flotante", no hace otra cosa que "evidenciar la sobreabundancia de crudo y sus productos derivados".