Venezuela indicó a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que su producción de crudo se hundió el mes pasado a un nuevo mínimo de largo plazo debido a las sanciones de Estados Unidos y a los cortes de energía que ha sufrido, lo que exacerbó el impacto de las reducciones al bombeo impulsadas por el grupo y ajustó más los suministros globales.
El pacto de OPEP+, además de las restricciones involuntarias en Venezuela e Irán, ha ayudado en el repunte del 32 por ciento en los precios del crudo este año, lo que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a presionar al grupo para que frene las acciones que han apuntalado al mercado.
En su informe mensual, el cártel petrolero indicó que Venezuela informó que había bombeado 960.000 barriles por día en marzo, una caída de casi 500.000 con respecto a febrero.
Las cifras podrían sumarse a un debate dentro del pacto sobre si mantener los recortes de suministro de petróleo después de junio. Un funcionario ruso indicó esta semana que Moscú quiere bombear más petróleo, aunque la OPEP ha señalado que se deben mantener los recortes.
El informe señaló también que los inventarios en las economía desarrolladas cayeron en febrero, tras subir en enero, una situación que aliviará la preocupación de la OPEP sobre la posibilidad de una nueva sobreabundancia de crudo.
Las cifras de producción de Venezuela se acercaron a las estimaciones externas, que llevan tiempo diciendo que el colapso económico del país ha afectado con fuerza a su industria petrolera.
El bombeo en Venezuela, otrora uno de los tres máximos productores de la OPEP, lleva años cayendo en medio de la crisis económica. En marzo, el suministro bajó por culpa de las sanciones impuestas por Estados Unidos contra la petrolera estatal PDVSA, con el objetivo de presionar por la salida del presidente Nicolás Maduro, y por los apagones.
Venezuela, Irán y Libia quedaron exentos de los recortes voluntarios según el acuerdo de OPEP+, sobre la base de que su producción caería probablemente de todas formas.