Hasta esta semana, parecía que estaba todo encaminado para que los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordasen reducir su producción por primera vez en ocho años. Ahora, no es tan seguro.
Arabia Saudita está cuestionando el acuerdo informal alcanzado en septiembre. Y su opinión cuenta. El reino es responsable de una tercera parte de la producción del bloque y generalmente impone su parecer en las reuniones ministeriales. Los precios bajaron el martes, reflejando la incertidumbre de los inversionistas respecto a las perspectivas de que se logre un acuerdo.
De todos modos, no está descartado que se resuelvan las diferencias. Spencer Welch, analista de IHS Energy, cree que la reunión ministerial es "potencialmente el encuentro de la OPEP más importante desde 1973", cuando el cartel impuso un embargo muy efectivo a Occidente.
La unidad exhibida en esos días por la OPEP, no obstante, dio paso a peleas internas y rivalidades que empañaron la imagen del cartel y afectaron su capacidad de fijar los precios y los suministros a nivel mundial.
En lugar de bajar la producción, el ministro del petróleo de Arabia Saudita, Khalid Al-Falih, considera que la OPEP debería seguir la misma política de la última década y dejar que la demanda haga subir los precios "sin la intervención" del bloque.
Lejos de dar por sentado que había un acuerdo, el funcionario sostuvo que la conferencia de Viena tiene una agenda abierta. "No hay un solo camino, el de reducir la producción", subrayó.
La postura de Arabia Saudita plantea la posibilidad de que no haya acuerdos en el encuentro. También es evidente que hay una fuerte lucha entre éstos e iraníes por ver quién ejerce más influencia en el cartel.
Irán supo ser el país de la OPEP que más petróleo producía después de Arabia Saudita, hasta que las sanciones impuestas por Occidente redujeron enormemente sus ventas mientras sus rivales aumentaban su producción. Ahora que las sanciones fueron levantadas este año tras un acuerdo sobre su actividad nuclear, Irán espera recuperar su participación en el mercado y obligar a los sauditas a ceder el terreno ganado mientras duraron las sanciones.
Al-Falih probablemente espere que su amenaza de no aceptar el acuerdo presione a Irán y a otras naciones para que se muestren proclives a recortar su producción sin esperar que Arabia Saudita sea el único que la reduce. Y al menos un miembro importante del bloque parece aceptar su postura.
El primer ministro iraquí Haider al-Abadi dijo a la agencia Associated Press que su país está dispuesto a reducir su producción en el marco de un acuerdo por el cual las naciones de la OPEP se comprometen a producir entre 900.000 y 1.200.000 barriles menos por día. O entre un 2,7 y un 3,6 por ciento respecto a los niveles de octubre.
Pero Teherán insiste en que los saudíes son los que tienen que hacerse cargo de los recortes. El ministro iraquí del petróleo Bijan Zenganeh dijo que los países que aumentaron su producción "enormemente, naturalmente deberían aceptar más responsabilidades en la merma en la producción".
Rusia y otros importantes productores ajenos a la OPEP se han mostrado dispuestos a cooperar tras la conferencia de septiembre. Pero cuando los saudíes se abstuvieron de participar en un encuentro preparatorio el lunes, los rusos se marginaron también. Ahora, con la disputa interna en plena ebullición, Rusia y otros países productores que no integran el cartel esperan a ver qué pasa en la reunión a nivel ministerial.
Incluso si todos los países de la OPEP reducen su producción, los precios no volverán al nivel superior a los 100 dólares el barril que alcanzaron en junio del 2014, cuando un aumento en la producción de Estados Unidos y de otros países ajenos a la OPEP generó un exceso de oferta.
La OPEP optó entonces por seguir produciendo a altos niveles en lugar de reducir su producción, en un esfuerzo por mantener su participación en el mercado y eliminar la competencia de productores estadounidenses de petróleo y gas shale, que es más costosa.
Como consecuencia de ello los precios se desmoronaron. En enero cayeron por debajo de los 30 dólares el barril por primera vez en una década. Luego se recuperaron un poco, pero se mantienen por debajo de la mitad del pico que alcanzaron a mediados del 2014.
Por otro lado, incluso si se acuerda reducir la producción, no hay garantías de que todos los países cumplan el compromiso. En el pasado muchos han producido más petróleo que la cuota asignada.
"Están los mismos obstáculos de siempre para sellar un acuerdo", expresó la consultora Wood Mackenzie en un informe. "Una reticencia de parte de productores clave a reducir la producción y perder participación en el mercado".