Dos altos funcionarios rusos hablaron sobre una eventual cooperación con la OPEP para impulsar el precio del petróleo, aunque datos mostraron que el bombeo de Rusia alcanzó en enero su máximo de la era post-soviética, sugiriendo que el mayor productor mundial sigue con sus esfuerzos por ganar mercado.
Rusia envió señales contradictorias la semana pasada. Primero sugirió que comenzaría a conversar con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pero luego dijo que no había tomado la decisión de hacerlo.
Ahora, el péndulo osciló de nuevo en sentido contrario.
La petrolera Rosneft dijo que su jefe Igor Sechin y el ministro de Petróleo de Venezuela, Eulogio Del Pino, discutieron en una reunión posibles esfuerzos conjuntos para ayudar a estabilizar los mercados del crudo.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo por su parte que Moscú está abierto a una mayor cooperación en el mercado petrolero con los países dentro y fuera de la OPEP.
Pese a la retórica, datos preliminares del Ministerio de Energía mostraron que Rusia está activamente elevando su producción de crudo, sumando más barriles a un mercado ya saturado de suministros.
La producción alcanzó el mes pasado un máximo en la era post-soviética de 10,88 millones de barriles de crudo por día, por encima de los 10,80 millones de bpd de diciembre, mostraron los datos.
La producción de la OPEP también alcanzó su mayor nivel en la historia reciente en enero ante un aumento de las ventas de Irán tras el levantamiento de las sanciones de Occidente y mayores suministros de rivales como Arabia Saudita e Irak, mostró un sondeo de Reuters la semana pasada.
Esto sugiere una intensa batalla por obtener participación de mercado, una tendencia que se contradice con las crecientes especulaciones sobre un recorte de producción coordinado.
Según los datos, Rusia extrajo el mes pasado 46 millones de toneladas de petróleo y condensado de gas, un alza de 0,7 por ciento desde los 45,69 millones en diciembre.