Tiempo atrás, el Presidente Mauricio Macri le pidió a los empresarios que apuesten por el país, que aceleren inversiones y que tuvieran cuidado con los precios. Días atrás, firmó un compromiso con empresarios para mantener el nivel de empleo por 90 días.
YPF es la principal empresa del país y es controlada por el Estado, que tiene mayoría en la Asamblea de accionistas, mayoría en el Directorio de la empresa, y nombra por medio de estos cuerpos colegiados a la dirección y la gerencia de la empresa.
La petrolera anunció que este año bajaría sus inversiones respecto al 2015 en un 25 por ciento. Mientras que el año pasado ya había recortado inversiones por debajo del nivel del anterior. Aquí surge una ineludible contradicción: ¿desde qué lugar el gobierno le pide a los empresarios que aumenten inversiones si el propio Estado en YPF promueve una baja en las mismas?
Respecto a los precios, el petróleo localmente se vende por encima de su valor internacional, los combustibles líquidos ya aumentaron más del 30 por ciento en menos de 5 meses, y el gobierno fijó nuevos valores para el gas natural en boca de pozo, con incrementos no menores al 100 por ciento.
Pocos sectores, o directamente ninguno, recibió más aumentos de precios en pesos y en dólares que los que recibió YPF, sin embargo la empresa reduce un 25 por ciento las inversiones, mientras que el propio Estado le pide al resto de la industria que haga exactamente lo contrario.
¿Para qué expropiamos YPF? Si recorremos el debate parlamentario nos encontramos con dos ideas fuerza: apropiarnos de la renta energética y utilizar a la petrolera como herramienta de desarrollo o empresa testigo del sector.
En lugar de recibir la renta de YPF, es la sociedad la que -vía mayores precios y subsidios- aportó para mejorar los balances de la empresa. No hubo una transferencia de renta de la petrolera a la sociedad, ocurrió exactamente lo opuesto. El último balance anual (2015) sólo presenta ganancias por el efecto de los subsidios recibidos del Estado, de no ser por ellos hubiera perdido plata. La compañía estatal no estuvo hasta ahora al servicio de la sociedad, fue la sociedad la que estuvo al servicio de YPF.
Justamente uno de los objetivos de una empresa testigo es la de intentar liderar o marcarle el ritmo a la industria de la cual es parte. ¿Queremos para el sector que durante el 2016 bajen sus inversiones un 25 por ciento?
En las Resoluciones que emitió el Gobierno aprobando los nuevos precios del gas natural en boca de pozo se afirma que de esta manera se aumentarían las inversiones en el sector. El problema es que con la foto de hoy el propio gobierno se desmiente a sí mismo, porque en lugar de promover mayores inversiones vía YPF, las reduce. Así, la petrolera estaría cobrando mucho más por el gas natural para invertir mucho menos.
Un primer paso obligado para analizar cualquier política pública, independientemente de la opinión que se tenga de ella, es evaluar su propia lógica. El Gobierno sostiene que el esfuerzo de tener un “barril criollo” por encima del internacional y precios de gas natural en boca de pozo muy altos se entiende en el marco de incrementar las inversiones en el sector y lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos. El problema es que ello no se verifica, la actividad petrolera en Neuquén retrocedió a niveles del 2012. El barril criollo no logró mantener la actividad petrolera, que era el objetivo declarado de esa iniciativa. En todas las cuencas productivas se redujo la actividad. Hasta ahora, los nuevos precios del gas natural no lograron siquiera que YPF revisara su plan de inversiones.
Lo peor que le puede pasar a una política pública es que no sea consistente con sus propios objetivos declarados. Eso es lo que nos está pasando con YPF y con las últimas medidas tomadas para el sector del upstream de los hidrocarburos. El Estado debiera aprovechar su control sobre la petrolera para liderar el proceso de crecimiento de las inversiones. En momentos de incertidumbre es cuando el Estado debe estar más activo para ejercer un rol anticíclico.
Hoy la economía local necesita a YPF aumentando inversiones, no bajándolas.
El Gobierno debiera tomar nota de este problema y actuar en consecuencia, de no hacerlo, la demanda seguirá pagando todos los costos de esta situación sin recibir ninguno de los beneficios esperados o anunciados.