Ya no se trata de la demanda diaria de crudo, si es mayor o menor a los 93 millones de barriles.
Ya no se trata de las decisiones de la OPEP con respecto a la decisión de producir más o menos crudo para estimular los precios.
Ya no se trata del impacto que la producción de shale oil en los EEUU ha tenido en el contexto de la oferta mundial de petróleo.
Se trata del dólar y el contexto financiero que tendrán un mucho mayor impacto en el mundo. Los "scalpers" del mercado y los analistas técnicos sostienen que las variaciones de los precios son independientes de los movimientos de oferta y demanda, de consumo o de las decisiones políticas de los gobiernos. Hay quienes sostienen a rajatabla que los precios de acciones, bonos, índices y commodities son completamente independientes y tienen su propia dinámica.
Se le podría dar una dosis de razón cuando recordamos que en 1998, el barril WTI llegó a cotizar a u$s10, y las decisiones de la OPEP sobre la restricción de oferta prácticamente no incidían en los precios.
La Reserva Federal vuelve a convertirse en un árbitro universal a partir de las decisiones que adopte en materia de política monetaria.
El dólar ha experimentado una fuerte subida ante las monedas del mundo. En Brasil subió 55% en los últimos 12 meses, un 7,7% ante la libra esterlina, 21,4% ante el euro y un 49,4% ante el yen de Japón.
Los precios del petróleo cayeron un 60% hasta finales de 2014, la soja, que en mayo-junio de 2014 alcanzaba los u$s550 por tonelada en el mercado de Chicago, hoy ronda los u$s350 y sin perspectivas de mejora.
Está claro que el mercado petrolero es un sector dinámico, de apuestas de largo plazo que no necesariamente se relacionan con el precio spot del crudo, pero es real también que ante un ciclo alcista para la economía de EEUU en la que el dólar vuelve por su reinado, y con tasas de interés que abandonan el 0%, las inversiones que fluían por todas partes, no sólo han menguado, sino que además dejan fuera del camino a muchas compañias petroleras fuertemente endeudadas y con escaso margen financiero.
Los mercados tienen sus propias reglas, y el mundo hiperconectado de los fondos de inversión y de cobertura está en condiciones de potenciar el boom de una actividad, como ocurrió con la soja y el petróleo durante los últimos 10 años, así como decretar un colapso, como ocurrió en 2001 con la burbuja de las puntocom del Nasdaq.
El petróleo se moverá en aguas turbulentas, y eso tendrá impacto en las inversiones, la actividad petrolera y la capacidad de producción.