En columnas anteriores analicé la conducta de la OPEP, fundamentalmente de Arabia Saudita, desde el punto de vista de la teoría económica. Hice énfasis en como se espera que un “cartel o trust” proceda en estos casos.
Sintéticamente la conclusión es que Arabia Saudita se conduce exactamente como se espera que lo haga el líder de un cartel en estas circunstancias: defender la cuota de producción de la OPEP para que los precios bajos impacten sobre los productores “caros”. Esa reducción de oferta fortalecería a la OPEP intertemporalmente consolidando la noción que los únicos que pueden abastecer las necesidades del mercado ante el “nuevo escenario de precios” son justamente los países agrupados en el cartel.
Basados en esta premisa muchos se apresuran a afirmar que la OPEP le viene ganando la batalla a los productores no OPEP, entre ellos los productores de hidrocarburos “no convencionales”, la niña bonita de la industria en los últimos tiempos.
¿Pero que pasa si las cosas no salen “exactamente” como las prevemos? Cuando empezó a bajar el precio del petróleo crudo medido en dólares muchos se apresuraron a decir que a menos de 80 dólares por barril la producción de no convencionales no podía sostenerse. En menos de un año el límite mínimo parece ya haber bajado a 60 dólares por barril. La hipótesis actual es que solo parte de la producción de no convencionales dejará de ser rentable, el impacto sería menor al esperado inicialmente.
¿Qué pasa si innovaciones tecnológicas bajan aún mas el costo de producción de los no convencionales? La industria ya conoce que los recursos están, que la oportunidad de negocio está ahí, sólo habrá que ver si es capaz de ajustarse al nuevo contexto.
La historia económica nos muestra muchos ejemplos de industrias que “forzadas” por una baja de precios o subas de costos encuentran salidas “tecnológicas” que les permitan seguir funcionando.
¿Por qué el caso de los no convencionales sería tan distinto?
La propia génesis de la producción de los “no convencionales” permite cierto optimismo.
Su desarrollo lo iniciaron “pequeñas empresas petroleras” que combinaron técnicas conocidas (pozos dirigidos y fractura hidraúlica) junto con la utilización de arenas y químicos que permitieron poner en producción la roca madre.
Una combinación de progreso tecnológico con financiamiento abundante y barato permitieron que se dieran los primeros pasos. Luego entraron las grandes petroleras y el resto es historia mas o menos conocida.
¿Alguien cree que los proveedores de servicios petroleros no harán esfuerzos por bajar sus costos y viabilizar de proyectos “marginales” a los precios actuales?
¿Qué pasa si bajan los costos de las fracturas? ¿Qué pasa si se rediseñan los procesos para aumentar la eficiencia? ¿Y si se empiezan a utilizar insumos igualmente efectivos pero mas baratos?
Hoy no tenemos las respuestas a esas preguntas. La historia de la humanidad nos demuestra que siempre los desafíos son, entre otras cosas, fuentes para inspirar futuras innovaciones.
Lo posible ya esta hecho, para la imposible solo hace falta tiempo.