Mientras que entre los políticos y analistas abundan las teorías conspirativas para explicar la abrupta caída del precio del petróleo de los últimos 12 meses, los traders de petróleo – como explicaré más abajo – son los que ejercen mayor influencia en el valor del crudo, agregando volatilidad según su interpretación de las variables económicas y políticas del día.
Entre las teorías conspirativas se dice que Estados Unidos y Arabia Saudita coordinaron esfuerzos para bajar el precio del petróleo con el objetivo de perjudicar a algunos enemigos comunes como Irán, Rusia y El Estado Islámico. Sin embargo, resulta difícil sustentar esta teoría porque gran parte de la recuperación económica de EEUU desde la crisis financiera del 2008 se debe gracias a que la producción de hidrocarburos no convencionales creó trabajos bien remunerados (se estima que los trabajadores de este sector ganan en promedio el doble que el resto de los trabajadores), ayudando así a expandir la economía y mejorar la balanza comercial importando menos petróleo y gas natural.
Pese a los nuevos precios del petróleo, EEUU ha podido mantener su producción gracias a que los productores consiguieron bajar sus costos mediante la innovación tecnológica, la renegociación de contratos de servicios y a su hedging. Sin embargo, miles de personas, especialmente del área de servicios petroleros, ya han perdido sus empleos afectando mayoritariamente a los estados productores de hidrocarburos como Texas, Dakota del Norte y Alaska, entre otros. Según datos preliminares del Departamento de Trabajo de los EEUU, se perdieron 10.000 puestos de trabajos entre octubre 2014 y septiembre de este año.
La caída de precios también le resulta muy costosa a Arabia Saudita. El Reino se encuentra en graves problemas fiscales: El 90% de su presupuesto nacional proviene de la venta de petróleo y en los últimos meses ha tenido que vender títulos de deuda por primera vez desde 2007, además de estar utilizando rápidamente sus reservas monetarias para balancear su presupuesto. Según una nota en la revista The Economist, Arabia Saudita ya gastó 60 mil millones de dólares de sus reservas en los primeros seis meses de este año y colocó deuda por más de 5 mil millones de dólares.
A su vez, las primarias de los EEUU (el equivalente a las PASO de Argentina) comienzan el próximo enero y es difícil ver al Presidente Barack Obama negociando acuerdos diplomáticos de seguridad nacional para desacelerar la economía del país de cara a las elecciones presidenciales. En Arabia Saudita hay un nuevo Rey que parece ser más agresivo con sus vecinos que su antecesor y para continuar con la estabilidad política de su reino lo que más necesita Arabia Saudita es que el precio del petróleo vuelva a subir.
Está claro que ambos países preferirían evitar una recesión económica, el malestar entre sus habitantes, y por ende, una mayor inestabilidad social.
Por otro lado, los traders de petróleo son capitalistas que especulan con el precio del crudo a futuro dependiendo de un sinnúmero de variables, tanto políticas como económicas. Según un reporte reciente de la Administración de Información de Energía estadounidense, el volumen de contratos de petróleo a futuro se incrementó aproximadamente 5 veces en los últimos 15 años, pasando de 400.000 a 2 millones de contratos anuales. Su proceder en respuesta a las variables positivas o negativas del día explica el comportamiento del precio del crudo de los últimos tres meses, cotizando entre 52 dólares y 39 dólares el barril.
Ante cualquier noticia de guerra o inestabilidad social en Medio Oriente, o ante los anuncios de la caída en los inventarios de crudo o el número de plataformas petrolíferas en los EEUU, los traders especularán con un incremento en los precios. A su vez, más noticias negativas sobre la económica china, el segundo mayor consumidor de petróleo en el mundo, y aumentos de producción en los EEUU y los países miembros de la OPEP, significarán para los traders una mayor caída en el precio del crudo.
Mientras los políticos y traders especulan sobre la demanda futura, los fundamentos del mercado son claros y hace meses que no han cambiado. Hoy por hoy, la producción de crudo mundial supera a la demanda por entre 500 mil y 2 millones de barriles por día, dada la dificultad que existe para estimar los inventarios a nivel mundial.
También, dado a que se espera que China continúe con su desaceleración económica en 2016 (de 7,3 por ciento en 2014 a 6.3 por ciento en 2016), los productores de hidrocarburos van a tener que esperar tal vez hasta finales del año que viene para ver una recuperación en los precios.