El accidente se produjo el miércoles 3 de diciembre, mientras se realizaban tareas de mantenimiento en el Trans Israel, oleoducto que se construyó en 1957 para transportar petróleo desde Irán a Europa. Entonces, la compañía que gestiona esta canalización, Eilat-Ashkelon Pipeline Company, declaró que después de que se rompiera una tubería se habían vertido algo menos de 1,5 millones de litros.
El Ministerio de Medio Ambiente israelí confirmó que la cifra es casi cuatro veces superior, y alcanza los 5 millones de litros de fuel en la reserva natural de Evrona, el sur desértico de Israel, provocando "el peor accidente ambiental de la historia del país" según las autoridades.
El crudo se ha extendido rápidamente a lo largo de unos siete kilómetros de zona desértica protegida dentro del valle de Arava perjudicando a las palmeras dum, glacelas dorcas y las acacias, roedores, reptiles y aves autóctonas. Yehoshua Shakedi, jefe científico de las Autoridad de Parques Nacionales del país, confirma que más de 1.000 hectáreas protegidas están hoy recorridas por los arroyos negros del petróleo.
Se han retirado 13.000 toneladas de suelo contaminado y ante el pronóstico de lluvias para los próximos días, se han levantado diques en la zona para evitar que el derrame se extienda hasta el golfo de Eilat, donde se ubican importantes arrecifes que podrían verse considerablemente afectados por la contaminación. Aunque el vertido se encuentra aún a unos 20 kilómetros del litoral, si baja mucho la contaminación podría acabar en el mar Rojo.
De hecho, unas 80 personas residentes en Aqaba, capital costera del sur de Jordania, fueron hospitalizadas por problemas respiratorios a causa de las emanaciones del combustible expuesto estos días a un sol de 28 grados.
En declaraciones recogidas por el diario El Pais, David Lehrer, responsable del Instituto Arava de Estudios Ambientales, denuncia que el accidente “es fruto de la colisión entre un proyecto de desarrollo innecesario, como un aeropuerto que traerá aviones jumbo al corazón del desierto, y un combustible fósil contaminante insostenible”, que hoy alimenta el 99% de las necesidades energéticas de Israel. “Es un modelo venenoso que estamos pagando”, concluye. El mencionado accidente se produjo durante unos trabajos de mantenimiento que formaban parte de los preparativos para la construcción del aeropuerto internacional de Timna, que se ubicaría al sur de Israel.
La Policía ambiental investiga ahora si Eilat-Ashkelon Pipeline actuó con diligencia al cerrar el grifo y controlar el escape. Además, de acuerdo al portal Actualidad RT, residentes de Eilat han presentado una denuncia contra la compañía petrolera al acusarlos de provocar un enorme daño ambiental debido a su negligencia, y exigen una indemnización de 55 millones de dólares.